Lea el Testimonio de matrimonio RESTAURADO,
Me dio un abrazo y se fue"

Este testimonio fue tomado de uno de nuestros muchos
libros por palabra de sus Testimonios
para ayudarle a
superar cualquier duda o el miedo  en
la capacidad de Dios y el deseo de
restaurar su matrimonio!

Capítulo 16 "Las Llaves del Cielo"

Yo te daré las llaves
del reino de los cielos…
—Mateo 16:19

ESP-NEW-WRYM-COVER-Front

Jesús nos dio las llaves del cielo para “atar” el mal y “desatar” el bien. “Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos” (Mateo 16:19).

Remueva el mal. Encuentre un versículo concerniente a lo que usted quiere remover. Usted primer debe atar al “hombre fuerte,” que es el espíritu que tiene atada a la persona por quien está orando. Busque un versículo que pueda orar. Aquí está el principio: “Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte... si primero no lo ata...” (Marcos 3:27).  Ate y rompa las cuerdas del pecado que controlan a la persona que está cautiva. “De sus propias iniquidades será presa el impío, y en los lazos de su pecado quedará atrapado” (Proverbios 5:22).

Reemplace el mal con bien. ¡Esto es muy importante! “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso; y al no hallarlo, dice: ‘Volveré a mi casa de donde salí’. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero” (Lucas 11:24–26).

Si no lo reemplaza. Si no reemplaza en lugar de lo que ha removido, se volverá peor que cuando oró primero. Siempre debe reemplazar algo malo con algo bueno. Esta es la razón por la que muchos que se someten a dietas en realidad terminan más gordos. Los expertos dicen que ellos deben dejar de comer todo lo malo, o intentar no comer en absoluto. Pero ellos nunca lo reemplazan con algo bueno, como oración, caminar, ejercicio o comer algo que es bueno para ellos. Otro ejemplo podría ser cuando alguien tiene una cara muy grasosa. Ella se talla con jabón y tal vez pone alcohol para secar la grasa. ¡Después de unas cuantas horas está más grasosa que nunca! Los dermatólogos dicen que usted tiene que reemplazar la grasa que removió por una pequeña porción de crema.

Reemplace las mentiras con la verdad. La verdad sólo se encuentra en Su Palabra. A no ser que lo que oiga, lea, o lo que alguien le diga concuerde con un principio de la Palabra de Dios, lo demás ¡es una mentira!

Reemplace el “brazo de la carne” por “el Señor”. Reemplace el confiar en el “brazo de la carne” (usted, un amigo, quien sea) por confianza en el Señor. “Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10).

¡Reemplace el huir por el correr hacia Él! “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1). ¡Corra al libro de los Salmos! Lea los Salmos (y Proverbios) todos los días. Lea los Salmos que corresponden al día del mes más 30 hasta el final del mes, luego lea el correspondiente Proverbio (por ejemplo, en el día 5 del mes usted leería Salmo 5, 35, 65, 95, 125 y Proverbios 5). Una manera fácil de recordar el próximo Salmo es escribiendo qual sigue al final del Salmo corriente (por ejemplo, al final del Salmo 6 usted escribiría 36, al final del 36 usted escribiría 66. Cundo llegue al 126 usted escribiría Proverbios 6). Por cuanto el Salmo 119 es demasiado largo, está reservado para el día 31 del mes.

Como miembro de nuestro Compañerismo de Restauración, usted podría ir a nuestro Devocional Diario en nuestra página de internet. ¡Vaya a AyudaMatrimonial.com para unírsenos!

¡Reemplace el clamor a otras personas con el clamor a Él! ¡Él promete escucharla y levantarla inmediatamente! Pero usted debe clamar. No se diga a sí misma: “¡Bueno, Dios no me ha ayudado en el pasado!” Si Él no le ayudó, es simplemente porque usted no lo pidió. “Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá” (Mateo 7:7).

Preparándonos para la Guerra 

Póngase su armadura diariamente como se describe en Efesios 6:10–18.

Los planes del diablo. “Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Revístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes contra las insidias del diablo” (Efesios 6:10–11). Recuerde quién es el verdadero enemigo: Satanás, no su esposo.

Toda la armadura de Dios. “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes” (Efesios 6:12–13). Debe resistir el miedo que causa que huya o se rinda; manténgase firme y, habiendo hecho todo, continúe manteniéndose. El Salmo 37 es una buena opción para orar cuando esté plagada de miedo.

Manténgase firme. “Estén, pues, firmes, ceñida su cintura con la verdad…” (Efesios 6:14). La gente habla de “dar pasos de fe” ¡Puede ser mejor detenerse y sólo mantenerse firme! Puede que sea la diferencia entre confiar en Dios y tentar a Dios. Algunas veces sentimos como que estamos dando “pasos de fe”, pero en realidad nos estamos lanzando a nosotras mismas a un precipicio, como Satanás le dijo a Jesús que hiciera.

Muchas veces no deberíamos estar dando un “passo” de fe sino más bien “permanecer” quietas en nuestra fe. Nuestras convicciones nos deben permitir “mantenernos” firmes en lo que es correcto. Si nos movemos, podríamos caer a un precipicio. Si Dios trae adversidad a nuestra vida, nuestra posición será nuestro testimonio. No obstante, como usted verá más adelante en esta lección, algunas veces se nos pide que demos pasos y caminemos en el agua, como a Pedro se le pidió. El discernimiento es necesario aquí. Una regla que nos puede ayudar es el grado de urgencia. Usualmente su “carne” siente urgencia; Dios usualmente dice que esperemos.

Su justicia. “…revestidos con la coraza de la justicia…” (Efesios 6:14). Dios está hablando de Su justicia, no la suya. Él nos dice en Su Palabra que nuestra justicia no es sino “trapos de inmundicia” (Isaías 64:6).

Camine en paz. “…y calzados los pies con la preparación para anunciar el evangelio de la paz” (Efesios 6:15). Usted puede reclamar la promesa en Mateo 5:9: “Bienaventurados los que procuran la paz”. ¡Mantenga la paz con todos en todotiempo!

El escudo de la fe. “Sobre todo, tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno” (Efesios 6:16). Debe tener fe —no en usted misma o en alguien más como un refugio o un juez— fe en Dios, ¡solamente en Él! Las circunstancias no tienen nada que ver con la fe. Crea en Su Palabra solamente para la verdad acerca de su situación.

El casco de la salvación. “Tomen también el casco de la salvación…” (Efesios 6:17). Usted debe ser salva; debe ser uno de Sus hijos para realmente ganar una batalla espiritual difícil. Es tan fácil como hablar con Dios ahora mismo. Sólo dígale en sus propias palabras que usted lo necesita, ahora. Pídale que se haga real para usted. Dele su vida a Él, la vida que está arruinada, y pídale al Señor que la haga nueva.

Dígale que usted hará lo que Él le pida, por cuanto Él ahora es su Señor. Pídale que la “salve” de su situación y de la eternidad que está esperando a quienes no aceptan Su regalo de vida eterna. Dele gracias por Su muerte en la cruz, la muerte que Él sufrió por usted. Ahora puede creer que ya no vive sola; Dios siempre estará con usted y pasará su eternidad en el Cielo.

La espada del Espíritu. “Tomen… la espada del Espíritu que es la palabra de Dios” (Efesios 6:17). Esto es exactamente lo que hemos estado enseñando: use Su Palabra para la batalla que será ganada. Cuando la batalla es del Señor, ¡la victoria es nuestra! Escriba en tarjetas de 3X5” las Escrituras que necesita para ayudarle en su batalla. Manténgalas con usted todo el tiempo en su bolso de mano. Cuando sienta que viene un ataque, como el miedo, lea los versículos que se refieren al miedo. (Vea Romanos 8:15 y el Salmo 23 para encontrar versículos maravillosos para atacar el miedo) Clame a Dios. Esté firme en la fe. “Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios” (Salmo 46:10).

Ore todo el tiempo “Con toda oración y súplica oren en todo tiempo en el Espíritu” (Efesios 6:18). Ore desde lo profundo de su espíritu. Tenga tiempos designados para orar tres veces al día (como Daniel lo hacía). Esa fue una de las razones por las que fue arrojado en el pozo de los leones. No se preocupe, pero recuerde que aún si usted está en esencia dentro de un pozo de leones, ¡Dios cerrará las bocas de los leones!

Manténgase alerta. “Velen con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18). Ore por otra persona que conozca cada vez que el miedo la abrume. “...Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:9-10).Después de que haya orado por alguien, llámelo y dígale.

Ore por los que la persiguen. Dios también pidió que oráramos por alguien más: nuestros enemigos, cada uno de ellos. Ore por ellos y pídale a Dios que le muestre lo que Él quiere que haga para bendecirlos. No fue sino después de que Job oró por sus así llamados “amigos” que Dios restauró lo que Job había perdido: “Y el Señor restauró el bienestar de Job cuando este oró por sus amigos; y el Señor aumentó al doble todo lo que Job había poseído” (Job 42:10). “Pero Yo les digo: amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen”. Jesús continñua contádole por qué: “...para que ustedes sean hijos de su Padre que está en los cielos” (Mateo 5:44–45).

Conozca la Palabra de Dios

Su Palabra no vuelve vacía. Debe conocer y aprender la Palabra de Dios. Necesita decidirse a buscar las promesas de bendición de Dios. Estos principios provienen de Su Palabra y cuando nosotras hablamos Su Palabra en oración a Él, no volverá vacía.

¡Esta es Su promesa para usted! “Así será Mi palabra que sale de Mi boca, no volverá a Mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié” (Isaías 55:11). Su deseo es que usted venza el mal de este mundo. Usted debe hacer lo que está garantizado por Dios mismo. No acepte imitaciones ni falsificaciones.

Busque Sus principios a lo largo de la Biblia. Busque entendimiento. Dios dice que si busca, encontrará. La Palabra de Dios da sabiduría. El buscar más profundamente el significado le da a usted un mejor entendimiento. “Así que Yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá” (Lucas 11:9). Y una vez que sepa lo que debe hacer, entonces puede aplicarlo a su vida. “Con sabiduría se edifica una casa, y con prudencia se afianza; con conocimiento se llenan las cámaras de todo bien preciado y deseable” (Proverbios 24:3–4).

Lea Su Palabra con deleite. Marque los versículos en su Biblia. “Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón” (Salmo 37:4). Tome el tiempo para marcar los versículos para tener referencias más rápidas en tiempos de angustia (o cuando necesite para compartir con otros la verdad). En Lucas 4:4–10, ¿qué fue lo que Jesús respondió cuando Satanás estaba intentando tentarlo? “Jesús le respondió: ‘Escrito está…, escrito está…, también está escrito…’”. Use un marcador amarillo o de específicos colores claros para diferentes promesas.

Memorice. Medite día y noche. Memorice las promesas que encuentre para que la seguridad de la bendición de ellas se hunda en su corazón. Debe aprender y conocer las promesas de Dios si quiere depender de Él solamente. “Sino que en la ley del Señor está su deleite, y en Su ley medita de día y de noche! Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera” (Salmo 1:2–3).

No importa cuán mal se vean las cosas, Dios está en control. Nuestro consuelo está en saber que Dios está en control, no nosotras y ciertamente tampoco Satanás. “Simón, Simón, mira que Satanás los ha reclamado a ustedes para zarandearlos como a trigo; pero Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos” (Lucas 22:31–32).

Zarandear. Jesús sabía el resultado, aunque Pedro de todas maneras tenía que ser “zarandeado” para estar listo para el llamado de Dios en su vida. ¿Estará lista cuando Él la llame? “y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte” (Santiago 1:4).

Guerra Espiritual

Lleve sus pensamientos cautivos. Su batalla será ganada o perdida en su mente. “destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo, y estando preparados para castigar toda desobediencia cuando la obediencia de ustedes sea completa” (2 Corintios 10:5–6). No juegue en las manos de los enemigos. No albergue malos pensamientos. ¡Llévelos cautivos!

El poder de Tres

Dos o tres congregados juntos. Encuentre a otras dos mujeres para que oren con usted. “Pero las manos de Moisés se le cansaban. Entonces tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y se sentó en ella. Y Aarón y Hur le sostenían las manos, uno de un lado y otro del otro. Así estuvieron sus manos firmes hasta que se puso el sol. Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada” (Éxodo 17:12–13).

Encuentre a otras dos mujeres para sostenerla para que no se canse demasiado. Ore y pídale a Dios ayuda para encontrar a otras dos personas que piensen igual que usted respecto a esto. Puede leer más sobre cómo encontrar una Compañera de Ánimo en nuestra página de internet.

El poder de tres. “Y si alguien puede prevalecer contra el que está solo, dos lo resistirán. Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente” (Eclesiastés 4:12).

Para levantar a la otra. “Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor pago por su trabajo. Porque si uno de ellos cae, el otro levantará a su compañero; pero ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante!” (Eclesiastes 4:9–10).

Él está ahí con usted. “Porque donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mateo 18:20). “Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente preguntó a sus altos oficiales: ‘¿No eran tres los hombres que echamos atados en medio del fuego?’. ‘Así es, oh rey’, respondieron ellos. ‘¡Miren!’, respondió el rey. ‘Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses’”. (Daniel 3:24–25). ¡Usted nunca está sola!

En acuerdo. “Además les digo, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por Mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:19). Cuando esté debatiéndose sin paz acerca de algo, llame a alguien que esté creyendo y orando con usted en acuerdo.

Que se interponga en la brecha. “Busqué entre ellos alguien que levantara un muro y se pusiera en pie en la brechadelante de Mí a favor de la tierra, para que Yo no la destruyera, pero no lo hallé” (Ezequiel 22:30).

Oren una por la otra. “Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho” (Santiago 5:16). También, confesarse con una mujer que piense de la misma manera es la mejor manera de obtener un corazón puro.

Haga su confesión. Esdras sabía qué hacer cuando oraba: “Mientras Esdras oraba y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios…” (Esdras 10:1). Manténgase confesando la verdad.

¿Cuándo se rinde de orar? ¡Nunca! Tenemos un maravilloso ejemplo del hecho de que Dios no siempre quiere decir “no” cuando no tenemos una oración contestada.

Grande es su fe. La mujer cananea continuó rogándole a Jesús para que sanara a su hija. El resultado: “‘Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas’. Y su hija quedó sana desde aquel momento” (Mateo 15:28). Cuando oramos por algo que claramente está dentro de la voluntad de Dios y parece que no hemos sido escuchadas o que Él ha dicho lo que nosotras pensamos que es un “no”, ¡Dios puede simplemente querer tenernos pidiendo, esperando, rogando, ayunando, creyendo, derramando lágrimas y postrándonos delante de Él!

La batalla por su alma. ¿Está usted unida en yugo desigual? ¡La verdadera batalla en su hogar es la batalla por el alma de su esposo! ¿Está unida en yugo desigual? Recuerde que usted tiene la promesa: “…serás salvo, tú y toda tu casa” (Hechos 11:14). Recuerde, un esposo es santificado a través de su esposa. “Porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer... ¿cómo sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido?” (1 Corintios 7:14, 16).

Oración y ayuno

Oración y ayuno. Jesús le dijo a Sus apóstoles: “Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno” (Mateo 17:21). Si ha estado orando fervientemente y ha verificado que sus caminos son puros, entonces tal vez sea necesario que ayune. Hay diferente duración de ayunos:

Ayuno de tres días. Esther ayunó “pidiendo favor” de parte de su esposo el rey. Ella ayunó tres días “pidiendo favor”. “Ve, reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa y ayunen por mí; no coman ni beban por tres días, ni de noche ni de día. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco” (Ester 4:16). Este ayuno (o el de 7 días) tiene otro beneficio para quienes son contenciosas o que no pueden dejar de hablar. ¡¡Estará demasiado débil para pelear!!

Ayuno de día. El ayuno de día comienza en la tarde después de su cena. Sólo toma agua hasta que el periodo de 24 horas es completado, y entonces come la cena del siguiente día. Ore y ayune durante este tiempo por su petición. Este ayuno puede ser hecho un par de veces por semana.

Ayuno de siete días. Hay un ayuno de siete días (siete días parece representar cumplimiento). “Cuando oí estas palabras, me senté y lloré; hice duelo algunos días, y estuve ayunando y orando delante del Dios del cielo” (Nehemías 1:4). Usualmente será durante una gran pena que será “llamada” a ayunar por siete días.

Mis rodillas están débiles por ayunar. Cuando esté hambrienta, o débil, use ese tiempo para orar y leer Su Palabra. “Mis rodillas están débiles por el ayuno, y mi carne sin gordura ha enflaquecido” (Salmo 109:24).

Preguntas y respuestas Cuando Erin fue llamada a ayunar durante 40 días, ¿comió por la noche o bebió agua?

El Señor llamó a Erin a ayunar durante 40 días durante los cuales no comió nada pero sí bebió agua. Su ayuno finalmente terminó el día 30 cuando Él le dijo que se detuviera y ella escuchó: "Consumado es". Aunque no comió, se deleitó con Su Palabra mientras comparte y lee la Biblia 3 veces, lo cual explica con un método que es fácil y liviano de hacer.

Sin embargo, el Señor es quien necesita llamarte a ayunar y Él te guiará a hacer lo que tiene planeado para ti. Cada viaje de restauración es diferente, así que toma Su mano.

"El Señor es mi pastor, Nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me CONDUCE. Él restaura mi alma" Salmo 23: 1-3

"Tus oídos oirán detrás de ti estas palabras: «Este es el camino, anden en él», ya sea que vayan a la derecha o a la izquierda" Isaías 30:21

“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas”.Proverbios 3:5–6

"Tus oídos oirán detrás de ti estas palabras: «Este es el camino, anden en él», ya sea que vayan a la derecha o a la izquierda" Isaías 30:21

“Lo has oído; míralo todo. Y ustedes, ¿no lo declararán? Desde este momento te hago oír cosas nuevas y ocultas que no conocías” Isaías 48:6

Para ser visto. Manténgase tan callada al respecto de su ayuno como le sea posible. Durante el ayuno, debe estar callada, nunca quejándose o atrayendo la atención hacia usted. “Y cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mateo 6:16–18).

Muchas me escriben porque dicen que ellas no pueden ayunar. Si es por razones médicas o por embarazo, entonces ayune “toda cosa buena”. Si, no obstante, usted piensa que no puede ayunar porque está trabajando: ¡está robándose a usted y a Dios!

Cuando se haya ganado la batalla, párese y vea. Una vez que usted sepa que usted ha orado, como hemos leído a lo largo de la Escritura, entonces haga como ésta dice: “No necesitan pelear en esta batalla; tomen sus puestos y estén quietos, y vean la salvación del Señor con ustedes” (2 Crónicas 20:17).

Nadie debe presumir. Dios dice que somos gente necia. Cuando una batalla es ganada o cuando la guerra se ha terminado, solamente presumamos de Él. Conservémonos humildes. “Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8–9).

“No digas en tu corazón... “Por mi justicia el Señor me ha hecho entrar para poseer esta tierra”, sino que es a causa de la maldad de estas naciones... No es por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón que vas a poseer su tierra, sino que por la maldad de estas naciones... Comprende, pues, que no es por tu justicia que el Señor tu Dios te da esta buena tierra para poseerla, pues eres un pueblo terco... han sido rebeldes contra el Señor” (Deuteronomio 9:4–7).

Todos hemos pecado y hemos sido hallados faltos delante de la gloria de Dios. Así que recordemos esto cuando la batalla sea ganada. Nuestra justicia no es nada sino trapos de inmundicia. ¡Gloríese en Él!

La intensidad de nuestras pruebas es una señal de que estamos cerca de la victoria. Sus pruebas se pueden llegar a intensificar cuando usted esté cerca de ganar la victoria. “Por lo cual regocíjense, cielos y los que moran en ellos. ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el diablo ha descendido a ustedes con gran furor, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12).

Debe combatir de la manera apropiada. Haga lo que Dios dice; ¡eso va a funcionar! No trate de defenderse a sí misma; eso crea guerra y endurce el corazón. “En conclusión, sean todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos, y de espíritu humilde; no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fueron llamados con el propósito de heredar bendición” (1 Pedro 3:8). Asegúrese de caminar la milla extra y de bendecir a su esposo. Pregúntele a Dios cómo Él quiere que usted bendiga a su esposo.

Esta es una batalla espiritual. “¿O piensas que no puedo rogar a Mi Padre, y Él pondría a Mi disposición ahora mismomás de doce legiones de ángeles?” (Mateo 26:53). Nuestro Padre Celestial llamará a los ángeles para pelear en nuestro favor en las “alturas” donde la verdadera batalla se está librando. “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).

Su esposo no es el enemigo. ¿No saben ustedes que cuando se presentan como esclavos a alguien para obedecerle, son esclavos de aquel a quien obedecen, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?” (Romanos 6:16). Una persona en pecado es en realidad un esclavo del mal solamente.

Nosotras podemos pensar que el que peca es horrible, pero así mismo somos nosotras, si continuamos reaccionando en venganza. (Recuerde, ¡eso le pertenece a Él solamente!) “Porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Corintios 10:4). Vayamos a la raíz del problema en lugar del síntoma.

Comprométase. Comprométase sin importar las consecuencias y déjele los resultados a Dios. “Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente. Y de su mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, ha de saber, oh rey, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua de oro que ha levantado” (Daniel 3:17).

Estos muchachos creyeron que Dios los liberaría, pero sin importar las consecuencias, ellos estaban resueltos a obedecer al Señor de todas maneras. Aún si ellos pudieran morir en el horno, ellos harían lo que ellos sabían que Dios quería que ellos hicieran y ellos dejaron los resultados en manos de Dios. Los muchachos no murieron, pero las cuerdas que los ataban fueron removidas cuando entraron al fuego. ¿Tiene ataduras (de pecado o de preocupación) que la tienen cautiva? Dios lo liberará. ¡Es Su batalla! Clame al Dios de las multitudes; Él es el guerrero.

Compromiso personal: usar las “llaves” que Dios me ha dado. “Basada en lo que he aprendido en las Escrituras, me comprometo a usar las “laves” que Dios me ha dado para pelear la batalla espiritual que se desata ante mí. Me niego a luchar en la carne, pero en su lugar usaré la oración y el ayuno que son “divinamente poderosos” para la destrucción de las fortalezas que están en contra de mi matrimonio, mi esposo, mi familia y yo”.

Si está lista para comprometerse con DIOS a terminar el curso, AL HACER CLIC AQUÍ ha aceptado, y está lista para documentar este primer paso de su Viaje de Restauración en su formulario "Notas de mi viaje de restauración". Tómese su tiempo, siéntese, tome su café o té y vierta su corazón en su Diario.

1 thought on “Día 22 Capítulo 16 “LAS LLAVES DEL CIELO””

  1. aleluya, por la guerra es espiritual, pero mi amado levanta bandera a favor nuestro, él es mi defensa y mi fortaleza.
    Todo lo puede esn Cristo que me fortalece 🙌

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *