Animando mujeres a Terapia de Agradecimiento

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~ Dena en Alabama

Testimonio de Terapia de Agradecimiento o Testimonio de Medicación

Justo esta semana pasada escuché algo alarmante que ciertamente confirma que necesitamos otro remedio para esta creciente epidemia formada por capas que llevan a la misma fuente. Los Cristianos estamos tratando la ansiedad, la tristeza, la depresión exactamente de la misma forma que la gente del mundo. 

Durante dos años, he estado sorprendida y alarmada por la cantidad de “creyentes” de los que he sabido que están tomando medicamentos psicotrópicos. Sabía que no era algo bueno, pero hasta esta semana pasada, no tenía ni idea de cuán terriblemente peligroso y adictivo están destinados y diseñados a ser. 

Mi hijo me dijo que su padre había estado tomando medicación para la ansiedad desde el comienzo del confinamiento por la pandemia, pero que cuando intentó dejarla, se dio cuenta de que se había vuelto violento, enojado y que experimentaba una sensación sobre-acogedora como si se hubiera vuelto loco. Cuando volvió al médico para buscar una solución, resultó que ésta era pasarle a una medicación más fuerte y, sin duda, igual o más adictiva. 

¿Es esta una solución? ¿Están los caminos del mundo alguna vez siguiendo la verdad y los caminos de Dios? Hemos descubierto que SU camino es estrecho y pocos lo encuentran y menos aún son los que  viajan por Su camino estrecho. Yo, soy una, sé que no es una decisión fácil caminar contra la multitud; sin embargo ¿queremos que nuestros hijos y nietos, nuestra extendida familia y otras personas en nuestra comunidad nunca sepan que HAY otra forma, otro camino que pueden tomar? La única manera para que ellos encuentren ese camino, de encontrar la paz que sobrepasa todo entendimiento, que yo he alcanzado a conocer y abrazar, de que sigan SUS pasos es que SEAMOS el ejemplo para que ellos puedan ser testigos. 

Que yo sepa, mis hijos, quienes continúan siendo testigos del camino que yo he seguido, han elegido también lo que han elegido -en lugar de sucumbir y seguir los caminos que ha seguido su padre. Espero que lo que he compartido con usted la lleve a Su Esposo Celestial y le pida a Él que le dé la misma promesa que con tanto amor me dio a mí. Simplemente pídesela. Vaya a Él para todo y por cualquier cosa, no siga los caminos del mundo que parecen fáciles de primeras pero que llevan a la destrucción. Escoja el camino estrecho, sea una de las pocas que lo hacen y obtenga su fuerza recordándose qué está haciendo esto: por su familia. Por favor comparta esto con otros creyentes que le importen. 

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~ Erin Thiele

Testimonio “¡¡Me pidieron Firmar los Papeles para Internar a Mi Hermana en un Hospital Psiquiátrico!!”

​Cuando mi hermana mayor vino a vivir cerca de nosotros encontramos para ella un centro de vivienda asistida muy cerca. Estaba alegre y floreciendo, ya no estaba triste ni deprimida después de haber estado viviendo sola la mayor parte de su vida. Entonces, mientras regresaba a los E.E.U.U. después de haber estado ministrando en Europa, ¡recibí una llamada urgente de la directora del centro de vivienda asistida diciéndome que tendría que internar a mi hermana en un hospital psiquiátrico! Mientras conducía de vuelta a nuestra casa desde la ciudad de Kansas a Ozark, Missouri, escuchaba a la directora y el corazón se me salía del pecho, ¡visualizando todo tipo de atrocidades que todos hemos visto en las noticias y que se describen en las películas! Así que clamé a DIOS por sabiduría. Inmediatamente le pregunté al director si mi hermana había tenido cambios en su medicación, sabiendo que ella consultaba regularmente a un médico. Ella dijo: “Bueno, sí, le tuvieron que añadir medicación para la depresión”. Pregunté que por qué se le había recetado medicación para la depresión y ella dijo: “porque había empezado a aislarse de los demás… mirando la televisión sola en su cuarto”. Le dije que esto era obra MÍA. Yo le había dicho a mi hermana que viera sus programas sobre la naturaleza en lugar de los alocados espectáculos de televisión en directo con todo tipo de extrañas explotaciones de comportamiento anormal que estaban afectando su comportamiento, y que era lo que siempre estaba puesto en la sala de televisión. Entonces, sentí un impulso y le pedí a la directora si podía buscar los efectos secundarios de la medicación que le acababan de recetar a mi hermana para su "depresión" (que, por cierto, no era depresión en absoluto). Me volvió a llamar y me leyó la lista, la cual incluía todo tipo de efectos secundarios realmente aterradores, tres de los cuales fueron la razón por la que me pidieron que firmara los papeles para internar a mi hermana en un hospital psiquiátrico.

​​Inmediatamente se suspendió la medicación, y hubo algunos efectos secundarios importantes y de abstinencia, los cuales se remediaron utilizando básicamente la misma terapia de agradecimiento con mi hermana. Empecé a llamarla todos los días y a pedirle que me contara todas las cosas buenas que le pasaban cada día. Cuando empezamos, NO, ¡no tenía NADA por que estar agradecida! Así que empecé a contarle las MUCHAS cosas por las que podía estar agradecida: por vivir cerca de mí y no con nuestra otra hermana, por cantar en el coro de la iglesia, porque le preparaban todas las comidas, porque otra persona le hacía la lavandería y por muchas más bendiciones que empezó a recitar y a contar cada día, cuando se iba a dormir y cuando se despertaba. ¡¡Muy pronto volvió a ser conocida por ser la residente más feliz y simpática de su centro de vivienda asistida!!

Muerto de Preocupación

My Esposo me llevó a buscar y encontré la historia original de 1988 y lo que podemos incluir en la página web 

La expresión “muerto de preocupación” contiene más verdad en ella de lo que puedes imaginar. 

Hay una historia sobre Nick Sitzman, un joven, fuerte toro-de-hombre, que trabajaba en la tripulación de un tren. Parecía que Nick lo tenía todo: un cuerpo fuerte y sano, ambición, una esposa y dos hijos, y muchos amigos. Sin embargo, Nick tenía un defecto. Era un hombre notoriamente preocupado. Se preocupaba por todo y solía temerse lo peor. 

Un día a mitad del verano, se informó a la tripulación del tren de que podían abandonar la obra una hora antes en honor al cumpleaños del capataz. Accidentalmente, Nick se quedó encerrado en un vagón frigorífico y el resto de los obreros abandonaron la obra. Nick entró en pánico.

Golpeó y gritó hasta ensangrentarse los puños y enronquecer su voz. Nadie le oía. "Si no puedo salir, moriré congelado aquí dentro", pensó. Queriendo que su mujer y su familia supieran exactamente lo que le había ocurrido, Nick encontró un cuchillo y empezó a grabar palabras en el suelo de madera. Escribió: "Hace tanto frío que se me está entumeciendo el cuerpo. Si pudiera irme a dormir. Estas podrían ser mis últimas palabras".

A la mañana siguiente, la tripulación abrió las pesadas puertas del vagón y encontró a Nick muerto. La autopsia reveló que todos los signos físicos de su cuerpo indicaban que había muerto congelado. Sin embargo, la unidad de refrigeración del vagón no funcionaba y la temperatura interior era de cincuenta y cinco grados. Nick se había matado a sí mismo mediante el poder de la preocupación.

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