Capítulo 7 "Casta y Respetuosa"
“…Al observar ellos [sus propios esposos]
su conducta casta y respetuosa”
1 Pedro 3:2
¿Entendemos realmente el significado de ser casta? Realmente no se habla de esto hoy en día, y ser respetuosas con cualquiera (además de nosotras mismas) se ha eliminado por completo de nuestra mente. Comencemos buscando la Palabra de Dios para encontrar qué tan importante es ser “casta” y “respetuosa”.
Casta
¿Qué es ser casta?
Hay tres referencias sobre casta en las Escrituras. Veamos las dos que están específicamente dirigidas a las mujeres:
Al observar su conducta casta y respetuosa. “Asimismo ustedes, mujeres, estén sujetas a sus maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres al observar ellos su conducta casta y respetuosa” En la versión RVA dice, “Considerando vuestra casta conversación, que es en temor” (1Pe. 3:1-2).
Que sean prudentes, castas. “Asimismo, que las mujeres mayores sean reverentes en conducta... que sean prudentes y castas...” (Tt. 2: 3-5 RVA-2015).
La Fuerte Concordancia define la palabra casta como: limpia, inocente, modesta, perfecta, pura. El Diccionario Webster define casta de dos maneras: 1. Inocente de relación sexual inmoral (fornicación); inocente en la manera de hablar (Releer la lección 4, “Bondad en su lengua”). 2. Vestido, modesta, reservada, pura, sin adorno.
El Thesaurus Webster define casta como: limpia, genuina, inmaculada, pura, intachable, inocente, sincera, sin mancha, virgen, virtuosa. Ahora buscaremos, estudiaremos y profundizaremos en estas palabras en negrita que se usan para definir casta. Primero, ¿qué dice la Escritura acerca de ser inocente, es decir, libre de culpa o pecado? Miremos a Daniel.
Daniel
Por su inocencia. Daniel es un ejemplo de un hombre inocente. Estamos conscientes de las continuas pruebas en su vida, pero por su inocencia, Dios lo libró. “Mi Dios envió Su ángel, que cerró la boca de los leones, y no me han hecho daño alguno porque fui hallado inocente ante Él. Y tampoco ante usted, oh rey, he cometido crimen alguno” (Dn. 6:22). ¿Qué dice la Escritura sobre ser intachable (que significa libre de culpa)? Veamos a Job.
Job
Intachable, que honra a Dios y vive apartado del mal. Job es un ejemplo de un hombre recto que agradaba a Dios. “Y el Señor dijo a Satanás: ‘¿Te has fijado en Mi siervo Job? Porque no hay ninguno como él sobre la tierra; es un hombre intachable y recto, temeroso de Dios y apartado del mal’” (Jb. 1:8).
¿Cuál fue el secreto de la vida intachable de Job? Él temía al Señor. Nosotras también debemos temer al Señor sobre todas las cosas. “… la mujer que teme al Señor, esa será alabada” (Pr. 31:30).
Job también se apartó del mal. “Apártese del mal y haga el bien… (1Pe. 3:11). Cuando uno se aparta del mal, debe reemplazarlo haciendo algo bueno. (Vea la lección 5 “Ganado sin una palabra”, porque “Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento…” (Os. 4:6)). Por tanto, Job fue bendecido por Dios. “Felices los de conducta intachable” (Sal. 119:1 BLP). Nosotras también seremos dichosas si practicamos estas tres cosas: vivir intachablemente, temer al Señor, apartarnos del mal.
La mayoría de nosotras conocemos a Job y sus circunstancias difíciles. Tenía una esposa que no lo apoyaba mucho. Recuerde que ella le dijo a Job “¡maldice a Dios y muere!” Si nuestros esposos no nos apoyan, o nos tientan a alejarnos de nuestra relación con el Señor, no debemos permitir que eso nos afecte ni desanime en nuestro caminar en fe. ¿Qué sobre la vida intachable de Pablo?
Pablo
Como las Escrituras nos dicen que Pablo vivió una vida intachable, miremos cuidadosamente lo que él hizo y dijo. “Y esto pido [Pablo] en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento, a fin de que escojan lo mejor, para que sean puros e irreprensibles para el día de Cristo” (Flp. 1:9-10). Conocimiento real es conocimiento de lo que es bueno. No son las trivialidades con las que nuestro mundo está tan preocupado hoy. No es el conocimiento del mal que los periódicos nos da tan vivamente. No son las clases sobre drogas y educación sexual que le enseñan a los niños en la escuela. Es conocimiento bíblico, conocimiento de lo que es bueno. Pablo también dice que necesitamos “todo discernimiento” con ese conocimiento. Estudiaremos el discernimiento más adelante en esta lección.
Nuestras hijas
Ayudar a nuestras hijas a permanecer puras, y animar a otras jóvenes a hacer lo mismo, debería ser un objetivo importante de las mujeres cristianas de hoy.
Virginal es definida como “sin mancha”. El amor que experimentó la mujer en Cantar de los Cantares en la Biblia fue el resultado de su compromiso a la pureza. ¿Acaso no queremos ese tipo de amor para nuestras hijas y otras jóvenes en nuestra vida? Cantares 6:9 DHH dice, “pero mi palomita virginal es una sola…” Esta mujer era especial y estaba reservada (santa). ¿No fue también tratada de una manera especial?
Jesús: santo, inocente, sin mancha. Nuestro ejemplo como cristianas, “seguidoras de Cristo”, es Jesús mismo, quien fue descrito como “inocente y sin mancha”. “Porque tal sumo sacerdote (Jesús) nos convenía: santo, inocente, sin mancha...” (Hb. 7:26).
Virgen. Una mujer virgen es una que no ha sido tocada. Los sacerdotes en el Antiguo Testamento debían tomar una virgen para casarse por lo que la “impureza” podría causarle a los hijos. “Tomará [el sacerdote] por mujer a una virgen... para que no profane a su descendencia entre su pueblo” (Lev. 21:13-15).
En nuestros tiempos la virginidad es casi inexistente. Los cristianos hemos seguido al mundo y hemos bajado nuestras normas morales. ¡Una mujer debe estar intacta! Esto no se refiere solo a una chica que no ha llegado “hasta el final”. Significa “sin tocar”. Esto es imposible si una chica está saliendo en citas.
Señoras, salir en citas es una invención del siglo 20. Como madre vuelva a pensar en la idea de salir en citas. Debemos llevarlo a la luz de las Escrituras. Debemos mirar el fruto podrido que resulta de esta práctica peligrosa. Fomente la idea de “cortejo” únicamente cuando su hija este comprometida para matrimonio y haga que guarde las citas hasta que se case.
Virtud significa excelencia. Virtud y excelencia son palabras que se intercambian en las Escrituras. Rut es un ejemplo de una mujer ejemplar y virtuosa en la Biblia. “Ahora hija mía, no temas. Haré por ti todo lo que me pidas, pues todo mi pueblo en la ciudad sabe que eres una mujer virtuosa [excelente]” (Rt. 3:11).
Incluso en tiempos de Salomón, una mujer excelente, o virtuosa era difícil de encontrar; hoy en día es aún más difícil de encontrar. Necesitamos desesperadamente mujeres virtuosas más jóvenes para que nuestros hijos se casen y mujeres virtuosas mayores para enseñar a nuestras mujeres más jóvenes. “Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará?” En la versión RVR 1960 dice, “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?” (Pr. 31:10).
¿Por qué un hombre joven querría una mujer virtuosa? Es porque “La mujer ejemplar (o virtuosa) es corona de su esposo…” (Pr. 12:4 NVI).
Dios nos ha llamado a ser mujeres de virtud y excelencia. Debemos ser mujeres santas, inocentes y puras. El mundo, sin embargo, ha estado tratando de convencernos de que los hombres y las mujeres son iguales; ¡cuando no lo somos! El mundo nos dice que una esposa debe actuar como una ramera antes y después del matrimonio. Nos han convencido de que al actuar así evitaremos que nuestros esposos caigan en adulterio. Aquellas que creyeron esta mentira y actuaron como rameras descubrieron que es todo lo contrario. ¡Les hizo tener hambre de rameras!
La Mujer Adúltera
¿Cuáles son los frutos de nuestra imitación de las rameras y su caminar? ¿Acaso no hay más hombres en adulterio que nunca antes? Aun en las iglesias, ¿no se encuentra el adulterio desenfrenado? Si compramos y usamos ropa que imita a una prostituta o una chica de calendario, si posamos para fotos que nos hacen ver como que estuviéramos posando para una revista lasciva, ¿no nos van a tratar como tratan a las rameras? Esas mujeres están sufriendo; son utilizadas, no son amadas, por los hombres que pululan a su alrededor. Santiago 4:4 dice, “¡Oh almas adúlteras! ¿No saben ustedes que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”.
La próxima vez que sienta la tentación de comprar una prenda de vestir que usaría una ramera, o seducir a su esposo como lo haría una ramera, pregúntese si no se está preparando para su infidelidad. Mejor elevémonos por encima de los del mundo. Incluso las mujeres en la iglesia están siendo engañadas.
Si ha caído en esta trampa que el enemigo ha tendido, seguramente tendrá otras características de la mujer adúltera. Hágase estas preguntas:
¿Sus palabras son dulces y sanadoras? Dice, “Pero al final es (la adultera) amarga como el ajenjo, aguda como espada de dos filos” (Pr. 5:4). (Vea la lección 4, “Bondad en su lengua,” porque “Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento...” (Os. 4:6)).
¿Sus caminos son firmes y arraigados en la roca? “No considera [la adúltera] la senda de la vida; sus senderos son inestables, y no lo sabe” (Pr. 5:6).
¿Es su motivación “dar o “recibir” de su esposo? “Con sus palabras persuasivas lo atrae, lo seduce con sus labios lisonjeros” (Pr. 7:21).
¿Es mansa, callada, y sumisa? “Es alborotadora y rebelde, sus pies no permanecen en casa” (Pr. 7:11). (Vea la lección 13 “La marcha de su hogar” porque “Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento...” (Os. 4:6)).
¿Es humilde; puede admitir cuando está equivocada? “Así es el proceder de la mujer adúltera: come, se limpia la boca, y dice: ‘No he hecho nada malo’” (Pr. 30:20).
Si ha descubierto, al hacerse estas preguntas, que aparenta ser más como una ramera o una mujer adúltera y no una mujer ejemplar o virtuosa, entonces es hora de confesar. “Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho” (St. 5:16).
Sería sabio confesárselo a otra mujer que entenderá su remordimiento. Si confiesa esto a su esposo, puede confundirse. Puede que él le diga que le gusta tal y como es: seductora, halagadora, atractiva o tentadora – porque “en los lazos de su pecado quedará atrapado” (Pr. 5:22).
Virtud
Como una mujer de Dios, tenga cuidado con lo que dice, especialmente a su esposo u otros hombres a su alrededor. Cuando mire una mujer vestida atractiva o indecentemente, no llame la atención tontamente diciendo – “¡Oh, mira a esa!” También tenga cuidado de no hablar de cosas pervertidas o sensuales que leyó en el periódico, ha mirado en televisión o el cine, o ha escuchado en el trabajo. Sin darse cuenta aplastará el Espíritu Santo en usted y en aquellos a quienes espera cambiar. Que sus conversaciones sean castas y respetables, “Hay muchas mujeres virtuosas y capaces en el mundo, ¡pero tú las superas a todas!” (Pr. 31:29 NTV). Esta hija en Proverbios 31 hizo mejor que todas sus hermanas. ¿Por qué? “El encanto es engañoso, y la belleza no perdura, pero la mujer que teme al Señor será sumamente alabada” (Pr. 31:30 NTV).
Añada a su fe, virtud. “Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadan a su fe, virtud, y a la virtud, conocimiento” (2Pe. 1:5). Podemos ver que el fundamento de la virtud es la fe, nuestra fe en el Señor quien nos salvó por gracia y lavó nuestros pecados. Después de obtener nuestra fe en nuestro Salvador podremos añadir virtud. Después de virtud, añadimos conocimiento. El conocimiento le ayudará a saber en qué Escrituras basarse. Una vida limpia es pura e inocente. Dios dice que debemos tener tres cosas limpias:
El temor de Dios. “El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre” (Sal. 19:9).
Manos limpias. ¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Y quién podrá estar en Su lugar santo? El de manos limpias y corazón puro” (Sal. 24:3-4)
Un corazón limpio. “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio…” (Sal. 51:10). Cuando esté limpia frente al Señor entonces podrá recibir las bendiciones de Dios: El siempre será bueno con usted. “Ciertamente Dios es bueno para con Israel, para con los puros (limpios) de corazón” (Sal. 73:1).
Discreción
Discreción es una acción que se basa en la precaución. Miremos otras palabras con las cuales estamos más familiarizadas para poder tener un mejor entendimiento sobre discreción y ser discreta. Discreto es definido en el diccionario de sinónimos como: atento, cuidadoso, considerado, juicioso, prudente, sensato, pensativo, sabio, separado, distinto, prudente, cuidadoso, especialmente cuando habla.
Prudente y sabio. Por la vida de pruebas y tribulaciones en su vida, José adquirió juicio al igual que sabiduría. “Y Faraón dijo a José: ‘Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie tan prudente ni tan sabio como tú’” (Gn. 41:39).
Respondió sabiamente. Jesús miró el corazón de este hombre por su respuesta sabia. “Viendo Jesús que él [el escriba] había respondido sabiamente, le dijo: ‘No estás lejos del reino de Dios’. Y después de eso, nadie se aventuraba a hacer más preguntas” (Mc 12:34).
Infundir discreción. Se nos dice que al aprender los Proverbios aprenderemos discreción. “[los Proverbios]… Para dar a los simples prudencia, y a los jóvenes conocimiento y discreción (Pr. 1:4). Lea los Proverbios diariamente, un capítulo para cada día del mes (ej., en el día 12 del mes lea el capítulo 12 de Proverbios).
La discreción la cuidará. Si tiene discreción está protegida. “La discreción velará sobre ti, el entendimiento te protegerá, para librarte de la senda del mal, del hombre que habla cosas perversas…” (Pr. 2:11–12).
Vida a su alma. La discreción es la fuente de vida de su alma. “Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la prudencia y la discreción, y serán vida para tu alma y adorno para tu cuello. Entonces andarás con seguridad por tu camino, y tu pie no tropezará. Cuando te acuestes no tendrás temor, sí, te acostarás y será dulce tu sueño” (Pr. 3:21-24).
Preste atención a la sabiduría y al entendimiento. El fundamento para la discreción es sabiduría y entendimiento. Cuando haya obtenido estas dos características las cuales Dios se las ha dado, entonces podrá usar discreción. “Hijo mío, presta atención a mi sabiduría, inclina tu oído a mi prudencia, para que guardes la discreción y tus labios conserven el conocimiento” (Pr. 5:1-2).
Enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre. Tener discreción también entrenará sus labios de abstenerse de enseñar a los hombres en su vida, especialmente a su esposo “Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada” (1 Tim. 2:12). (Para obtener más información, consulte la lección 4, “La bondad está en su lengua”, porque “Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento...” (Os. 4:6)).
Una mujer que le falta la discreción. La siguiente escritura es una imagen increíble y vívida que nos enseña que cada una de nosotras debe considerar cuando nuestras palabras y acciones carecen de discreción. “Como anillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa que carece de discreción” (Pr. 11:22).
Respetuosa
Ahora que hemos aprendido lo que es ser casta, también necesitamos entender el verdadero significado del respeto. En el mundo de hoy se nos dice que el respeto es algo que nosotras debemos exigir de otros y que la única persona que nosotras debemos respetar es a nosotras mismas.
Comencemos una vez más buscando palabras que son similares para poder llegar a un entendimiento de la palabra respeto. La definición de respeto es: una estima especial o consideración, que uno tiene por otra persona; para mirar.
La palabra respeto en el diccionario de sinónimos se define como: admirar, considerar, estimar, honrar, reverenciar, admirar, apreciar, notar, premiar, atesorar, levantar en alto, valorar. Los antónimos (palabras que significan lo opuesto) son despreciar, culpar, censurar. Ahora, estudiaremos las palabras en negro con más profundidad.
Seamos consideradas. ¿Qué dice la Escritura sobre ser considerado? Ser considerado se define como ser cuidadoso con otros. Hebreos nos dice que debemos animar a nuestro esposo y a los demás. Con nuestras acciones podemos estimularlos a amar y buscar hacer el bien. “Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras” (Hb. 10:24).
Las obras de la naturaleza pecaminosa. Aquí hay una lista de los pecados enumerados en Gálatas. “Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio [hostilidad], discordia [disputas], celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones [opiniones diferentes], sectarismos [acciones falsas] y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Ga. 5:19-21 NVI). Lea nuevamente y subraye los pecados que son cometidos usualmente por los hombres – los que nosotras en la iglesia llamamos pecados verdaderos. Luego, encierre en círculos los pecados que las mujeres (y la iglesia) aparentan ignorar – aquellos que cometen primordialmente las mujeres.
Restauren en espíritu de mansedumbre. Muchas mujeres sienten que es su responsabilidad castigar o maltratar a otros que pecan, especialmente a sus propios esposos. La Escritura nos dice algo diferente, y nos muestra las consecuencias de estas acciones orgullosas. No nos olvidemos de la viga en nuestro propio ojo. Recuerde que todos los pecados son iguales para Dios. No permita que Satanás la engañe al pensar que los pecados de otras personas (especialmente aquellas más cercanas a nosotras: un esposo, padre o madre, hijo(a), o aún un pastor) son peores que los suyos. Por el contrario, la Palabra nos anima a hacer lo opuesto de condenar a una persona que está en pecado. Miren, “Hermanos, aún si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre [KJV consideración], mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo. Porque si alguien se cree que es algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo” (Ga. 6:1-3).
Estimar a los otros como mejores que uno mismo. ¿Le sorprende que las Escrituras digan que debemos estimar y tener una gran consideración por los demás? Nuestro mundo ha tomado el mandamiento de Dios de “considerar a los demás como mejores que a nosotros mismos”, y lo ha torcido para enseñarnos a levantarnos nosotros mismos, en lugar de a otros. “No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres” (Flp. 2:3-7).
Estímelos altamente. Nuestros esposos, padres, pastores, maestros, policías, personas con cargos políticos, y nuestros jefes, trabajan por nosotras y, aunque no nos guste, están a cargo de nosotras. ¿Hace usted su trabajo más fácil, o más difícil? “Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros” (1Tes. 5:12-13). Si usted también trabaja, y por lo tanto siente que está exenta de esta orden, pase a la lección 14, “La marcha de su hogar”, porque “Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento...” (Os. 4:6).
Digno de todo honor. ¿Qué dice la Escritura acerca del honor? Honor es definido como “considerar a otros altamente”. Debemos considerar a nuestros esposos como “dignos de honor”. “Todos los que están bajo yugo como esclavos, consideren a sus propios amos como dignos de todo honor, para que el nombre de Dios y nuestra doctrina no sean blasfemados” (1Tim. 6:1). Cuando no honramos a los que están por encima nuestro, tales como nuestros esposos, nuestro pastor, nuestros jefes o nuestros padres, entonces el nombre de Dios y la doctrina de nuestra fe entonces otros hablarán en contra del nombre de Dios y la doctrina de nuestra fe.
Siervo de Cristo Jesús. Cuando leemos acerca de ser siervas de otra persona, el “yo” dentro de nosotras se levanta – ¡junto con el cabello de la nuca! Damas, somos siervas del Señor. “Pablo, siervo de Cristo Jesús...” (Rom. 1:1). El versículo dice: “Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor” (Ef. 5.22). Esto significa que servimos al Señor cuando estamos sujetas a nuestros esposos. Sabemos que Dios mismo dijo que no debemos tener otros dioses ante Él. Él no hizo una excepción con nuestros esposos. Sujétese; ¡Hágalo por el Señor!
Sus obras lo niegan. Recuerden que, al mostrar honor a nuestros esposos, damos Gloria a Dios. La consecuencia de no mostrar este tipo de respeto es deshonrar a Dios y su Palabra. “Profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan, siendo abominables y desobedientes e inútiles para cualquier obra buena” (Tt. 1:16). “… a que sean… amables, sujetas a sus maridos, para que la Palabra de Dios no sea blasfemada” (Tt. 2:5). Y, “Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor” (Ef. 5:22).
Honor
Dándole honor. Nosotras, como mujeres, anhelamos que nuestros esposos nos traten como en el siguiente versículo: “Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas” (1Pe. 3:7). Al esforzarnos por ser calladas y gentiles, y honrar a nuestros esposos de una manera casta y respetuosa, podremos recibir la bendición de tener esposos que nos honren y entiendan. Aquí hay algunas pautas sobre cómo recibir el honor que anhelamos obtener:
Siendo agraciada. “La mujer agraciada alcanza honra” (Pr. 11:16).
Honrando y sometiéndose de corazón. “Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está muy lejos de Mí” (Mt. 15:8).
Siendo humilde. “la humildad precede a la honra” (Pr. 15:33 NVI).
Siendo humilde. “a los honores los precede la humildad” (Pr. 18:12 NVI).
De nuevo, siendo humilde. “El orgullo del hombre lo humillará, pero el de espíritu humilde obtendrá honores” (Pr. 29:23).
La esposa debe reverenciar a su esposo. ¿Qué dice la Escritura acerca de la reverencia? Reverenciar es tener un sentimiento de gran respeto, amor, admiración y estima; temer. Muchas de nosotras no respetamos o mostramos reverencia a nuestros esposos. ¿Cómo podemos las mujeres cristianas ignorar las Escrituras? “y la mujer reverencie a su marido” (Ef. 5:33 RVA). En la versión NVI se establece “y que la esposa respete a su esposo”.
¿Dónde está su tesoro? ¿Qué dice la Escritura acerca del aprecio? Aprecio es definido como tener reconocimiento favorable, querer, disfrutar, valorar, entender; atesorar (especialmente en los votos matrimoniales); tener cuidado amoroso de; conservar vivo (en emoción). Hablamos acerca de hacer las cosas de corazón. Si su esposo no es uno de sus tesoros, su corazón no está con él. “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mt. 6.21).
Algunas veces cuando perdemos algo o alguien nos damos cuenta de lo importante que era para nosotras. ¿Necesita perder a su esposo, como lo hice yo, para que lo atesore? O, para aquellas de ustedes que están orando para que el Señor restaure su matrimonio, ¿fue necesario perder a su esposo para darse cuenta de lo que tenía? ¡Lo fue conmigo!
Una lengua apacible. ¿Cómo puede cuidar de su esposo espiritualmente y mantenerlo con vida emocionalmente? Hable dulce y gentilmente con su esposo. “La lengua apacible es árbol de vida, pero la perversidad en ella quebranta el espíritu” (Pr. 15:4). Esta bendición puede ser suya. “Todos los días del afligido son malos; pero el de corazón alegre tiene un banquete continuo” (Pr. 15:15).
He aquí una advertencia. Cuide lo que dice sobre su esposo y la forma en que lo corrige en compañía de otros (o en privado). La vergüenza es un cáncer emocional. “La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos” (Pr. 12:4). Podredumbre se define como descomposición por caries (cavidades); pudrirse como cuando los gusanos se lo comen. Esto es interesante ya que dice acerca de la adúltera: “Su fin es amargo como el ajenjo; agudo como espada de dos filos” (Pr. 5:4).
Ansiedad en el corazón. Cuando su esposo tenga preocupaciones financieras o relacionadas con el trabajo, una buena palabra lo alentará. (Dios no lo quiera que su ansiedad sea por usted). Recuerde, su esposo no es su ayudante; usted es la ayuda de él. Lleve sus problemas o preocupaciones al Señor. “La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, pero la buena palabra lo alegra” (Pr. 12:25).
La lengua del sabio. Su lengua puede tener dos efectos opuestos. ¿Cuál escogerá? “Hay quien habla sin tino como golpes de espada, pero la lengua de los sabios sana” (Pr. 12:18). La sanación también viene de un corazón alegre. “El corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu quebrantado seca los huesos” (Pr. 17:22).
Un corazón alegre. Que su rostro muestre la alegría que está en su corazón. “El corazón gozoso alegra el rostro, pero en la tristeza del corazón se quebranta el espíritu” (Pr. 15:13). La palabra alegre es usada en la versión Reina Valera, y la palabra gozosa es usada en la Biblia de las Américas.
Alegre y feliz
Aprendamos más acerca del tema, aprendamos más sobre estar alegre y feliz. Feliz se define como alegrarse, regocijarse. Alegre se define como (ser) una buena mujer, agradable, preciosa, dulce, agradecida, afable.
Regocijaos siempre. Pero algunas veces en nuestras circunstancias, nos sentimos tristes. ¿Cómo podemos estar alegres o felices? “Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense!” (Flp. 4:4). ¿Cuándo debemos regocijarnos? “Estén siempre gozosos” (1Tes. 5:16). Pero ¿por qué debemos estar agradecidas? “Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús” (1Tes. 5:18). ¿Le agradece a Dios cada vez que piensa en su esposo? Pablo dijo: “Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de ustedes” (Fil 1:3).
Póngase de acuerdo pronto. La siguiente Escritura no dice que su esposo sea su adversario; dice que debe ponerse de acuerdo con todos rápidamente, incluso con su adversario. “Ponte de acuerdo pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino” (Mt. 5:25). ¡Recuerde, “Bienaventurados los pacificadores!” (Mt. 5:9).
Sin murmurar. ¿Le encanta quejarse? ¿Gimotea y murmura en voz baja? Si lo hace, ¡no está agradecida! “Hagan todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones” (Flp. 2:14).
Aprenda el secreto. Podemos pensar que, en nuestras circunstancias, tenemos razón para quejarnos. Aprendamos acerca de estar contentas. “… pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad... En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad” (Flp. 4:11-12). ¡AMÉN Y AMÉN!
Desprecio, culpa, censura
Antónimos de respetuoso son despreciar, culpar o censurar. ¿Desprecia a su esposo? ¿Lo culpa por fracasos pasados? ¿O censura a dónde va o lo que dice? Entonces debe RENOVAR su mente para entender quién es el líder de la familia. (Vea la lección 9 “Ayuda idónea” porque “Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento...” (Os. 4:6)).
Amor y respeto
Una aplicación práctica
Muchas mujeres, muchas veces sin saberlo, de hecho, son la causa la “ausencia del hombre” que odian. La Escritura nos dice que “La mujer sabia edifica su casa, pero la necia la derriba con sus manos” (Pr. 14.1). He escuchado a mujeres hablar de sus esposos a otras mujeres. No tenían idea de que estaban “destrozando” a sus propios esposos, están derribando sus propios hogares. De alguna manera ellas piensan que, si “retan” a sus esposos, esto de alguna forma causará que ellos se esfuercen más.
¡Qué ridículas y tontas somos las mujeres! Se dice que el pueblo de Dios perece por falta de conocimiento. Nosotras las mujeres ciertamente perecemos por falta de conocimiento. Sentimos que, si somos firmes, eso es motivación. ¡Al contrario! La Escritura nos dice que la dulzura de labios aumenta la persuasión (Pr. 16:21). También “el amor cubre multitud de pecados” (1Pe. 4:8). Y tenemos la promesa de que “¡El amor jamás se extingue…!” (1 Co. 13.8 NVI). ¡Así que pongamos el amor en acción!
Amar es un verbo; es una acción. Es popular oír las frases “Te amo, pero... no puedo vivir contigo... No quiero estar casado,” etc., etc. También “No estoy ‘enamorado’ de ti”, como si fuera alguna especie de “hechizo mágico” bajo el cual se está. Miremos al Autor del amor y Su definición en 1 de Corintios 13:4-8 NVI. “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue…” Hágase estas preguntas:
¿Es paciente con su esposo?
¿Es bondadosa en acción y en habla?
¿Está celosa de su vida, de lo que él tiene o de su posición como cabeza de la familia?
¿Tiene que presumir ante su esposo o actuar con arrogancia acerca de lo que Dios le ha bendecido? Recuerde que el orgullo precede a la caída. Vuelva a leer la lección 6 “Una mujer contenciosa”.
¿Actúa de manera inapropiada frente a su esposo? En otras palabras, ¿de alguna manera que no actuaría frente a tus amigos?
¿Pelea para salirse con la suya?
¿Recuerda momentos en el pasado en los que su esposo le ha hecho mal y usted lo mencionó para ganar una discusión? ¿Qué dice la Escritura acerca de perdonar?
¿Se regocija en las cosas malas, o en las cosas correctas?
¿Soporta la carga de las cosas en su vida sin quejarse?
¿Le cree a su esposo cuando le dicen algo, o normalmente es desconfiada?
¿Espera lo mejor de él?
¿Soporta todas las pruebas que Dios trae a su vida, aun aquellas traídas a través de su esposo?
¿El divorcio es algo en lo que ha pensado o hablado?
Si respondió “sí” a cualquiera de las preguntas anteriores, entonces debemos pedirle a Dios que ponga en nuestros corazones el amor que solo puede venir de Él: amor ágape, amor incondicional. Si no exhibimos este tipo de amor, entonces tristemente la Verdad dice “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda la ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada doy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” (1Co. 13:1-3 RVR 1960).
Nosotras las mujeres amamos escuchar las palabras “¡Te amo!” Estoy segura de que su esposo ama escucharlas también. Pero lo que significa más para su esposo es la forma en que lo respeta; esto demuestra su amor. Es muy parecido a cuando sus hijos dicen que la aman, pero la desobedecen. ¿No preferiría tener un hijo que la obedeciera? ¿Uno que mostrara que la ama?
Respeto
Hágase estas preguntas para ver si usted respeta a su esposo:
¿Le pregunta a qué hora llegará a casa? ¿Ha establecido un toque de queda?
¿Le da privacidad en sus pensamientos y cuándo y dónde va? O le pregunta: “¿Qué estás pensando?” o “¿A dónde vas?”
¿Exige asistencia a las comidas? “Más vale que llegues a casa a tiempo para la cena esta vez”.
¿Es usted su Espíritu Santo o su madre? “Querido, realmente deberías...”
¿Vigila la chequera y sus gastos? “¿Qué compraste? ¿Para qué compraste eso?”
¿Es su Espíritu Santo o su madre? “Cariño, realmente deberías...” “Amor, realmente deberías…”
¿Le da “consejos no solicitados” o críticas? “Creo que ... ¡bla, bla, bla ...!”
¿Siente que estas preguntas delataron muchas formas en las que no muestra respeto por su esposo? ¿Revelan al hombre que desea que sea? Use estas preguntas como guía para cambiar su actitud y la manera en que se dirige y habla de su esposo. Señoras, si dicen “pero es que este hombre no se merece este tipo de respeto”, déjeme contarle un pequeño secreto. Si lo trata en la forma en la que le gustaría verlo, ¡le permitirá ser ese mismo hombre! Aquí algunas formas más en la que usted puede mostrar respeto:
Escuchándolo:
Deje de hacer lo que está haciendo y mírelo.
No lo interrumpa.
Asiente con la cabeza y conserve el contacto visual.
Use expresiones agradables, no gire sus ojos o deje salir un suspiro profundo.
Enséñeles a sus hijos a no interrumpir.
Contéstele con “Sí, vamos” en lugar de “Sí, pero”
Por la forma en la que le habla:
Al no hablar de lo que sabes, no le interesa.
Cuando tiene algo que decir, sea breve.
No le dé sermones ni le enseñe.
No refunfuñe ni se queje.
Aceptándolo en lugar de cambiarlo:
Si dice que va a salir, no lo interrogue, no se deprima ni se enoje. En su lugar, dígale “esperaré despierta” y béselo de despedida.
Vaya a donde él quiera ir: eventos deportivos, viajes, etc. Si usted no va, ¡alguien más lo hará!
Respete sus decisiones.
No debata o cuestione la autoridad de su esposo, no ponga mala cara ni trate de probar que está equivocado. Recuerde, ¡fue Eva, la primera esposa y madre, quien fue grandemente engañada!
Desarrolle interés en lo que le gusta a él.
Aprecie lo que hace; ¡agradézcaselo! Esto es el opuesto a las expectativas.
La forma en que usted luce cuando él está cerca muestra respeto. ¿Usa maquillaje? ¿Se arregla el cabello? ¿Odia lo que te pones?
Regale las ropas que a su esposo no le gustan; entonces, no estará tentada a usarlas – ¡especialmente esas ropas de dormir desaliñadas!
Ríase de sus bromas; si no lo hace usted, ¡alguien más lo hará!
Haga una lista.
Haga una lista de sus buenos rasgos distintivos del carácter y empiece a decirle lo mucho que lo admira. ¿Es honesto, cariñoso, fiel, amable, divertido, buen oyente, buen proveedor, trabajador, ahorrador o buen protector? Si realmente no puede encontrar buenas cualidades, pídale a Dios que se las señale.
También, regrese a cuando usted recién se enamoró de su esposo y recuerde las cualidades que él tenía entonces. Quizás pueda reavivar algunos de esos primeros sentimientos. Luego cuéntele lo que usted recuerda. “Busquen, y hallarán” (Lc. 11:9). Si busca lo bueno en las personas (su esposo), eso es lo que encontrará.
Marabell Morgan escribió un libro hace varios años llamado Mujer Total. En el ella dijo que para hacer que su hombre se sienta amado, debe hacer las cuatro “A”: Aceptar, Admirar, Adaptar y Apreciarlo. Creo que eso cubre mucho de lo que nos falta, ¿no? (No le aconsejo que lea este libro, ya que le dice cómo hacer las cosas en la carne en lugar de hacerlo en el Espíritu).
Mi declaración final es esta… si hace esto para obtener resultados de su esposo, nunca funcionará. En cambio, debe hacerlo “como para el Señor”. Debe hacerlo porque honra a Dios. Él puso a su esposo sobre usted. Si no respeta a su esposo, realmente no respeta la Palabra de Dios. Cualquier cosa que no le guste en las acciones o apariencia de su esposo debe ser entregado al Señor. ¡Cuando es Su batalla siempre hay victoria! Honre a Dios honrando a su esposo. No trate de complacer a su esposo; deje que su motivación sea complacer al Señor dando el respeto y la reverencia que Dios manda. “Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón” (Sal. 37:4).
“Y no carecerá de ganancias”. Proverbios 31:11.
Compromiso personal: para mostrar una actitud casta y respetuosa hacia mi esposo. “Basada en lo que acabo de aprender de la Palabra de Dios, me esfuerzo por ser casta en mi vida. También me comprometo a demostrar una actitud respetuosa hacia mi esposo por el ejemplo que esto da a los demás y el honor que da a Dios y Su Palabra”.
"Si está lista para comprometerse con DIOS a terminar el curso, AL HACER CLIC AQUÍ ha aceptado y está lista para documentar este próximo paso a lo largo de su Viaje de Restauración en su formulario" Mi Diario". Tómese su tiempo, tome asiento, tome su café o té y derrame su corazón en su Diario.
Como "Asímismo las ancianas ... enseñen lo que es bueno, para que INSTRUYAN a las jóvenes ..." (Tito 2: 3) Tendrá la oportunidad de hablar con las mujeres más jóvenes que todavía están solteras como parte de su ministerio ".
Gracias por esta lección
Desafortunadamente me identifiqué con todos los ejemplos de cómo no es una esposa casta y respetuosa.
Pero con esta lección aprendo como debo ser, pero no para obtener algo de mi esposo, sino para honra de Mi Amado.