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Esta semana me gustaría compartir una conversación extremadamente corta que tuve con mi EC, que demuestra lo bendecidas que somos como Sus novias y lo vital que es que presentemos a todas las mujeres que conocemos, a nuestro Amoroso y Paciente Príncipe
Acababa de leer algunas noticias un domingo por la mañana que me dejaron desconcertada, confundida y en muchos sentidos, abrumada por todo lo que está sucediendo en nuestro mundo ahora. Mi pregunta para Él fue sencilla y también lo fue Su respuesta; pero, oh, cuán profundamente arrolladora, amplia y de gran alcance fue Su respuesta, si nos detenemos simplemente a absorber esta sabiduría.
Pregunta: "Querido, con todo lo que está sucediendo en el mundo, rodeándome por todos lados, ¿cómo puedo sonreír al futuro?"
Su respuesta: "Sencillamente retrocede y recuerda uno de los 'peores' momentos que te haya pasado personalmente" e instantáneamente mi mente me llevó a cuando fui abandonada con mis cuatro hijos pequeños, viviendo en una residencia en mal estado y casi sin muebles (los 2 más pequeños dormían en realidad en un colchón que encontramos junto al contenedor de basura). "¿Recuerdas que esta "peor" época es la que estos niños mayores recuerdan como la más entrañable de su infancia? Es también cuando nació tu ministerio y es cuando no fui más tu Señor sino tu Esposo".
Entonces, una vez más, Él vertió en mi mente una de mis promesas más recurrentes:
No soy la única que podría hacer lo mismo. Cada uno de ustedes podría recordar fácilmente uno de los "peores" momentos que les haya sucedido personalmente y luego pedirle que también le recuerde cómo Él milagrosa y asombrosamente hizo que "todas las cosas ayudaran para BIEN...”
porque tú amaste a Dios,
porque tú fuiste llamada y CONFIASTE en Su propósito
Hay mucho más que podría decir, pero si lo hiciera podrías perderte el importante mensaje, el cual espero que estés de acuerdo que es profundamente arrollador, totalmente amplio y de gran alcance... SI TÚ simplemente te detienes ahora para absorber esta sabiduría. Luego, durante esta reflexión, hazle a Él las preguntas que te vengan a la mente. Cuando hayas terminado, asegúrate de registrar y grabar estas verdades reveladas en tu diario para que la verdad nunca se aparte de ti.