Capítulo 10 "Diversas Pruebas"
“Tengan por sumo gozo, hermanos míos,
cuando se hallen en diversas pruebas,
sabiendo que la prueba de su fe
produce paciencia”.
Santiago 1:2-3
¿Cuál es el propósito de Dios para nuestras pruebas y tribulaciones? Muchos cristianos no tienen idea por qué Dios permite nuestro sufrimiento. Sin nuestro entendimiento de esto, ¿no es de maravillarse por qué tantos cristianos hoy en día son tan fácilmente derrotados? Veremos que hay muchos beneficios que se derivan de nuestras pruebas y tribulaciones, especialmente la construcción de nuestra fe y la constancia que necesitamos para terminar la carrera que está delante de nosotros.
La cosa más importante que debemos darnos cuenta durante nuestras pruebas, tribulaciones y tentaciones es que ¡Dios está en control! Son Sus manos las que permiten que estas pruebas nos toquen o no nos toquen. Cuando Él permite que estas cosas pasen Él nos da Su gracia y misericordia que nos ayudan a soportar.
Tentaciones. Las tentaciones que experimentamos dicen las Escrituras, son comunes a todos los hombres, pero Dios siempre provee una salida para escapar. “No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla” (1Co. 10:13).
Las tentaciones son traídas por nuestros propios deseos. Dios no nos puede tentar para hacer el mal pero nuestros propios deseos nos llevan a la tentación: “Que nadie diga cuando es tentado: «Soy tentado por Dios». Porque Dios no puede ser tentado por el mal y Él mismo no tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión” (St. 1:13-14). Cuando pensamos en lujuria siempre pensamos en algo sexual, pero la lujuria a la que se refiere la Biblia es tener codicia por todas las cosas que satisfacen nuestra carne, incluyendo hacer nuestra propia voluntad.
Estamos en Su mano. “Pues bien, he tomado todas estas cosas en mi corazón y declaro todo esto: que los justos y los sabios y sus hechos están en la mano de Dios” (Ecl. 9:1). Aunque tratemos de conseguir cosas de otras personas, especialmente de nuestros esposos, todo lo que nosotras recibimos viene de Dios.
“Muchos buscan el favor del gobernante, pero del Señor viene la justicia para el hombre” (Pr. 29:26).
“Se prepara al caballo para el día de la batalla, pero la victoria es del Señor” (Pr. 21:31).
“La suerte se echa en el regazo, pero del Señor viene toda decisión” (Pr. 16:33).
“Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; Él lo dirige donde le place” (Pr. 21:1)
Permiso para la adversidad. La cosa más reconfortante es saber que Satanás no nos puede tocar sin el permiso de Dios “Entonces el Señor dijo a Satanás: ‘Todo lo que él tiene está en tu poder; pero no extiendas tu mano sobre él’. Y Satanás salió de la presencia del Señor” (Jb. 1:12). No solo Satanás no pudo tocar a Job, pero además recibió instrucciones de cómo hacerlo. Satanás también pidió permiso para tentar a Pedro, “Simón, Simón, mira que Satanás los ha reclamado a ustedes para zarandearlos como a trigo” (Lc. 22:31).
Arrepentimiento y salvación. “Pero ahora me regocijo, no de que fueron entristecidos, sino de que fueron entristecidos para arrepentimiento; porque fueron entristecidos conforme a la voluntad de Dios, para que no sufrieran pérdida alguna de parte nuestra. Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2Cor. 7 :9-10). Dios permite que nosotras entremos en un estado de dolor para traernos al arrepentimiento. Cuando tratamos que nuestros esposos (u otros) se arrepientan por lo que nos han hecho, no traerá un arrepentimiento genuino y verdadero.
Necesitamos gracia. “Y Él me ha dicho: ‘Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad’. Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2Cor. 12:9-10). ¿Cómo conseguimos la gracia que necesitamos? Por medio de la humildad.
“Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes” (St. 4:6).
“… porque todo el que se engrandece será humillado, pero el que se humilla será engrandecido” (Lc. 18:14)
“Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra” (Mt. 5:5).
“El orgullo del hombre lo humillará, pero el de espíritu humilde obtendrá honores” (Pr. 29:23). Alardeando sobre nuestras debilidades, confesando nuestras faltas y manteniéndonos humildes, ayudará a que el Espíritu Santo habite en nosotras. De esta manera aprenderemos a sentirnos satisfechas, no importa en qué circunstancias nos encontremos.
Aprendiendo a contentarnos. Vemos que debemos aprender a sentirnos satisfechas por las circunstancias difíciles que Dios permite. “No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza (vivir humildemente), y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad” (Flp. 4:11-12).
Aprendiendo obediencia. Incluso Jesús aprendió a ser obediente en Su sufrimiento. “Aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció” (Hb. 5:8).
Él nos perfeccionará. “Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús” (Flp. 1:6). Una vez que Él haya empezado a trabajar una buena obra en usted, su esposo, o sus seres queridos, Él la completará.
Hemos sido llamadas a consolar a otros. No debemos simplemente aceptar el consuelo de Dios; ¡Se nos ordena brindar ese consuelo a los demás, ¡sin importar cuál sea su aflicción! “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción, dándoles el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios” (2Co. 1:3-4).
La disciplina de nuestro Padre. Muchas veces nuestros sufrimientos vienen de nuestro Padre Celestial por haber roto una de sus leyes. ‘Hijo Mío, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni te desanimes al ser reprendido por Él. Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Es para su corrección que sufren. Dios los trata como a hijos…pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad” (Hb. 12:5-10).
La disciplina es una bendición. Cuando seguimos el ejemplo de los profetas en la Biblia, esto nos ayuda a perseverar en nuestra adversidad “Hermanos, tomen como ejemplo de paciencia y aflicción a los profetas que hablaron en el nombre del Señor. Miren que tenemos por bienaventurados a los que sufrieron. Han oído de la paciencia de Job, y han visto el resultado del proceder del Señor, que el Señor es muy compasivo y misericordioso” (St. 5:10-11).
Para recibir una bendición. Cuando se nos hace el mal o se nos lanzan insultos, debemos soportarlos, sin devolverlos, para recibir nuestra bendición. Necesitamos recordar que los insultos y los males se traen a nuestras vidas para darnos una “oportunidad” de recibir una bendición. “No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición” (1Pe. 3:9). “Pero aun si sufren por causa de la justicia, dichosos son. Y no tengan miedo por temor a ellos ni se turben” (1Pe. 3:14).
La disciplina puede ser dolorosa. La disciplina nunca es agradable, especialmente cuando se está en medio de ella. Pero aquellos que han sido entrenados en Su disciplina saben el premio de la justicia – trae paz. “Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella” (Hb. 12:11 NVI).
Comienza por los cristianos. ¿Por qué empieza el sufrimiento primero con los cristianos? Es porque los cristianos pecaminosos y desobedientes nunca atraerán a otros al Señor. Entonces es “la voluntad de Dios” que seamos expuestos a sufrimientos. Debemos permitirnos a nosotras mismas sufrir (usualmente a manos de otra persona), entregándonos completamente a Dios. “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si comienza por nosotros primero, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al evangelio de Dios? Y si el justo con dificultad se salva, ¿qué será del impío y del pecador? Así que los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien.” (1Pe. 4 :17-19).
El poder de nuestra fe. Es la fe la que abre la puerta a los milagros. Pero debes creer que Él puede hacerlo y no dudarlo en tu corazón. “Y Jesús respondió: ‘Tengan fe en Dios. En verdad les digo que cualquiera que diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido. Por eso les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concedidas’” (Mc. 11:22-24).
Dios en su palabra nos ha dicho que sufriremos. “Porque en verdad, cuando estábamos con ustedes les predecíamos que íbamos a sufrir aflicción, y así ha acontecido, como saben. Por eso también yo, cuando ya no pude soportar más, envié a Timoteo para informarme de su fe, por temor a que el tentador los hubiera tentado y que nuestro trabajo hubiera sido en vano” (1Tes. 3:4-5). ¡No tire la toalla todavía! ¡No permita que Satanás le robe el milagro que Dios tiene para usted si persevera!
Con Dios. “Jesús, mirándolos, les dijo: ‘Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible’” (Mt. 19:26). “Mirándolos Jesús, dijo: ‘Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios’” (Mc. 10:27). Nada (¡ABSOLUTAMENTE NADA!) es imposible con Dios. Trabaje con Dios. Y ya que Él no hace acepción de personas, ¡cualquier cosa que Él ha hecho por otros lo hará por usted también!
Lo que habla. “…retengamos nuestra fe” (Hb. 4:14). Necesitamos hablar con lo que Dios dice en Su palabra, sin dudar, con esperanza en nuestros labios. “Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente. Y de su mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace …” (Dn. 3:17-18). Pero espere hasta que tenga que rendir cuentas. ¡Le preguntarán si está llena de gozo del Señor en medio de su adversidad! “sino santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia” (1 Pe. 3:15). Cuando le pregunten, asegúrese de que responda a la otra persona con reverencia, respeto y gentileza. ¡Nunca argumente con las Escrituras!
Ciña su entendimiento y manténgase firme. “Por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción; sed sobrios en espíritu, poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo” (1Pe. 1:13 LBLA). La palabra “sobrios” significa pensar claramente, estar clara en su mente sobre su postura para evitar las consecuencias de la doble mentalidad.
Estar en gozo. Debemos alegrarnos en nuestras pruebas porque sabemos que estamos produciendo paciencia que nos permitirá terminar el curso frente a nosotras. “Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte. Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero que pida con fe, sin dudar. Porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra” (St. 1:2-6). Sabemos que nuestra fe está siendo probada. Los miedos y las dudas vienen a la mente de todos; ¡no los entretenga! En cambio, piense solo en cosas buenas. Si tiene dudas, tendrá problemas para pararse y las pruebas serán más duras. Y recuerde, tendremos una variedad de pruebas, algunas importantes y otras meras irritaciones. Necesitamos “agradecerle a Él” por todas nuestras pruebas, como lo hizo Job.
Regocíjense. “Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense! La bondad de ustedes sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten. Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes” (Flp. 4:1-9). Claramente, muchas batallas se ganan o se pierden en la mente. Siga el consejo del Señor para tener paz en medio de la prueba. Regocíjese en lo que Él está haciendo. Piense en cosas buenas, hable cosas buenas, y escuche cosas buenas solamente. (Muchas veces amigos cercanos la llaman para decirle lo que su esposo está haciendo. Usualmente no son “buenos informes” y muchas veces, no son estupendos, puros o correctos, ¡así que no escuche!)
La fe NO se ve. Otras personas quieren saber cómo van las cosas cuando saben que está experimentando pruebas en su vida. Están buscando señales de que las cosas están mejorando. Debemos recordar que la Escritura es muy clara: ¡la fe no se ve! Conteste sus preguntas con, ¡Dios está trabajando! “Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo, nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Co. 4:16–18).
¡No se ve! Cuando experimentamos lo que Pablo llama “sufrimientos ligeros” puede que esté rompiendo nuestro corazón. Debemos recordarnos a nosotras mismas la verdad más importante: estas aflicciones son solamente pasajeras. No solamente son pasajeras, sino que están produciendo algo maravilloso para nosotros en la Gloria. Recuerde, el sufrimiento es temporal y los beneficios durarán una eternidad. “Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que NO se ve” (Hb. 11:1).
No por vista. La mayoría de las personas comienzan a creer cuando empiezan a ver algo pasando – ¡eso no es fe! “Porque por fe andamos, no por vista” (2 Co. 5:7).
Mirando nuestras circunstancias. Cuando Pedro miró sus circunstancias, se hundió, y usted se hundirá también si hace lo mismo. “‘Ven’, le dijo Jesús. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús. Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y empezando a hundirse gritó: ‘¡Señor, sálvame!’. Al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: ‘Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?’” (Mt. 14:29-31).
Para nuestra prueba. Probablemente esta es la lección más importante para pasar nuestra prueba, defender a nuestras familias y nuestros matrimonios. La prueba de nuestra fe es simplemente creer en Su Palabra, y no dejarnos mover por el vaivén de las emociones o por falsas direcciones. “Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte” (St. 1:2-4).
Probada por fuego. “En lo cual ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo” (1Pe. 1: 6-7). Muchas han reprobado su prueba y han seguido caminando en el desierto como lo hizo el pueblo de Israel. La prueba de su fe es más preciosa que el oro.
Manteniendo la fe. No debe darse la vuelta para seguir otro plan cuando las cosas se ponen difíciles. No ponga en peligro lo que comenzó a hacer. Satanás se conoce por traer soluciones nuevas (y equivocadas) a nuestras pruebas. Este es nuestro periodo de prueba. “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia…” (2 Tim. 4:7-8).
Pídale a Dios por otra mujer que se pare a su lado. Encuentre otra mujer que le ayude a pararse y a no retroceder en su compromiso. “Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor pago por su trabajo. Porque si uno de ellos cae, el otro levantará a su compañero; pero ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante! Además, si dos se acuestan juntos se mantienen calientes, pero uno solo ¿cómo se calentará? Y si alguien puede prevalecer contra el que está solo, dos lo resistirán. Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente” (Ecl. 4:9–12). Como una cuerda de tres hilos es difícil de romper, trate de encontrar a otras dos mujeres que la animarán y mantendrán firme en la dirección de su fe. Aquí hay algunos ejemplos que encontramos en la Escritura.
Moisés, Aarón y Hur. “Pero las manos de Moisés se le cansaban. Entonces tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y se sentó en ella. Y Aarón y Hur le sostenían las manos, uno de un lado y otro del otro. Así estuvieron sus manos firmes hasta que se puso el sol” (Ex. 17:12). También vea Sadrac, Mesac y Abednego en el libro de Daniel Capítulo 3.
Pablo, Lucas y Timoteo. Cuando Pablo estuvo en prisión tuvo a dos hombres que le ayudaron a mantenerse firme. Cuando Demas se fue, Pablo mandó a buscar a Timoteo. Nos dicen que Demas se fue porque las preocupaciones del mundo ahogaron la Palabra dentro de él. El siguiente versículo nos dice por qué: “Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, este es el que oye la palabra, pero las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto” (Mt. 13:22). La Escritura específicamente dice que fue por las “preocupaciones” y también por las “riquezas”. Así que tengamos cuidado de no preocuparnos sobre nuestras circunstancias o quedarnos atrapadas por el dinero o las posesiones. Debemos confiar que “nuestro Dios proveerá para todas nuestras necesidades” cuando usted (o su esposo) pierda su trabajo o “parezca” que no habrá suficiente dinero. Muchas han caído en su fe porque ahogaron la Palabra.
Pídale orientación a Dios en medio de sus pruebas. “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas” (Pr. 3:5–6). Que cada una de nosotras lo llamemos a Él por fortaleza y que nos acerque más a Él en nuestro tiempo de necesidad. Permitamos que Él nos discipline, nos purifique y nos pruebe. Regocijémonos siempre en todas las cosas, no solamente en las cosas buenas, sino también en los problemas que vienen. Que cada una de nosotras mantenga su esperanza cerca de sus labios y permanezcamos firme en nuestras mentes. ¡Siempre recordemos que es Su voluntad que enfrentemos tiempos difíciles y que son para nuestro bien!
Dios está en control, no es ni el hombre ni Satanás.
- La justicia es del Señor. (Prov. 29:26).
- Una respuesta es del Señor. (Prov. 16:1).
- El Señor cambia el corazón. (Prov. 21:1).
- Sus acciones están en manos de Dios. (Eclesiastés 9:1).
- Dios lo ha hecho. (Salmo 44:9–15).
- El (Dios) levantó la tormenta. (Salmo 107:1–32).
- El (Dios) removió seres queridos y amigos. (Salmo 88:8, 18).
¿Qué hacen nuestras pruebas por nosotros?
- Para que el poder de Cristo habite en nosotros. (2 Cor. 12:9–10).
- Para que aprendamos a estar satisfechos. (Fil. 4:9).
- Para que recibamos una recompensa. (2 Tim. 4:7–8).
- Para que no nos falte nada. (Stgo. 1:2–4).
- Para permitirnos consolar a otros. (2 Cor 1:3–4).
- Para perfeccionar lo que El ha comenzado en nosotros. (Fil. 1:6–13).
- Para traer a nuestro ser querido de vuelta. (Filemón 1:15–16).
- Para recibir misericordia. (Heb. 4:15).
- Para aprender obediencia. (Heb. 5:7–8).
- Para producir resistencia. (Stgo. 1:2–4).
- Para recibir la corona de vida. (Stgo. 1:12).
- Para demostrar nuestra fe. (1 Pedro 1:6–7).
- Para seguir en Sus pasos. (1 Pedro 2:21).
- Para compartir en Sus sufrimientos. (1 Pedro 3:13).
Para ser perfectas, confirmadas, fortalecidas y establecidas. (1 Pedro 5:10).
“regocijándose de que hubieran sido considerados
dignos de sufrir afrenta por Su Nombre”
Hechos 5:41
“y [la mujer de Proverbios] sonríe al futuro”
Proverbios 31:25
“Y sabemos que
para los que aman a Dios,
todas las cosas cooperan para bien,
esto es, para los que son llamados
conforme a Su propósito”
Romanos 8:28
Compromiso personal: Considerarlo todo en GOZO cuando me enfrente a varias pruebas. “Basada en lo que acabo de aprender sobre la Palabra de Dios, me comprometo a permitir que la prueba de mi fe ayude a producir paciencia en mí. Y dejaré que la perseverancia tenga su resultado perfecto, para que pueda ser perfecta y completa, sin carecer de nada”.
Al concluir este libro de trabajo, permítanme citar Juan 21:25.
"Y hay también muchas otras cosas...que si se escribieran
en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría
contener los libros que se escribirían"
"Si está lista para comprometerse con DIOS a terminar el curso, AL HACER CLIC AQUÍ ha aceptado y está lista para documentar este próximo paso a lo largo de su Viaje de Restauración en su formulario" Mi Diario". Tómese su tiempo, tome asiento, tome su café o té y derrame su corazón en su Diario.
Como "Asímismo las ancianas ... enseñen lo que es bueno, para que INSTRUYAN a las jóvenes ..." (Tito 2: 3) Tendrá la oportunidad de hablar con las mujeres más jóvenes que todavía están solteras como parte de su ministerio ".
MÁS INFORMACIÓN
Para obtener más información sobre cómo pasar por diversas pruebas, visite nuestro Rincón de crisis.
Gracias por esta lección, definitivamente necesitaba y necesito producir paciencia en mi.