Lea el Testimonio de matrimonio RESTAURADO,
“Puse la otra mejilla"
Este testimonio fue tomado de uno de nuestros muchos
libros por palabra de sus Testimonios
para ayudarle a
superar cualquier duda o el miedo en
la capacidad de Dios y el deseo de
restaurar su matrimonio!
Capítulo 14 "Primero en Tirar la Piedra"
El que de ustedes esté sin pecado,
sea el primero en
tirarle una piedra
—Juan 8:7
Adulterio
Motivo de divorcio
o
Motivo de perdón
¿Se puede perdonar el adulterio?
Si. Jesús dijo a la mujer encontrada en adulterio: “¿Ninguno te ha condenado?... Yo tampoco te condeno. Vete; y desde ahora no peques más” (Juan 8:10–11). En realidad, no solo el adulterio no es motivo de divorcio, es motivo de perdón, como lo demostró Cristo en Juan 8:10 arriba.
También tenemos un ejemplo de un cónyuge que perdona el adulterio en Oseas 3:1. “Entonces el Señor me dijo: ‘Ve otra vez, ama a una mujer amada por otro y adúltera’”. Luego, en 1 Corintios 6:9–11, cuando Dios se refiere a adúlteros y fornicarios, dice: “Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios”. Somos lavados en Su sangre de perdón.
Sin embargo, muchos pastores dicen que el adulterio es motivo de divorcio. “Ustedes han oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pero Yo les digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:27–28). Si fuera cierto que el adulterio es motivo de divorcio, ¡la mayoría de las mujeres casadas podrían divorciarse de sus esposos ya que la mayoría de los hombres han deseado las fotos de mujeres en la televisión o en revistas!
Si ha cometido adulterio, debe confesar su pecado a su esposo si él no es consciente de su infidelidad. “El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona hallará misericordia” (Proverbios 28:13).
¿Debería perdonarse el adulterio de mi esposo?
¿Qué hizo Jesús? Jesús le dijo a la mujer atrapada en adulterio: “¿Ninguno te ha condenado?... Yo tampoco te condeno. Vete; y desde ahora no peques más” (Juan 8:10–11). ¿Ha condenado a su esposo?
¡Pero él es un “reincidente”!
¿Qué le dijo Jesús a Pedro cuando le preguntó cuántas veces debería perdonar a su hermano que pecó contra él? “¿Siete veces?” sugirió él. Pero Jesús respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. ¡Eso es 490 veces! (Vea Mateo 18:22) Con demasiada frecuencia, cuando las mujeres tienen esposos que son reincidentes (como lo fué el mío), un pastor o consejero convence a la mujer de que su esposo nunca cambiará; sin embargo, eso simplemente no es bíblico.
Si esto fuera cierto, más de 9 de cada 10 de nuestros matrimonios restaurados simplemente no serían restaurados hoy. La mayoría de nuestros matrimonios restaurados son matrimonios que tuvieron un cónyuge que fue un “reincidente”, en otras palabras, un adúltero repetitivo, no una situación de “una noche”. A la mayoría, si no a todos, se les dio tiempo suficiente para arrepentirse, pero se negaron, pero Dios escuchó el grito de la esposa que estaba en la brecha por su esposo y Dios hizo una obra en la vida de su esposo y rompió el pecado de adulterio de su vida. (Para obtener más información, lea el capítulo 17, que la capacita para orar las Escrituras o “interponerse en la brecha” por su esposo, y el capítulo 16, que enseña muchos principios con respecto a la oración, especialmente el poder de la “oración y del ayuno”).
¿Está libre de pecado, para que lance la primera piedra contra su esposo? Jesús también le dijo a la gente que quería castigar a esta mujer adúltera: “El que de ustedes esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra” Juan 8:7. ¿Está libre de pecado, para que lance la primera piedra contra su esposo? La verdad es, “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8).
¡Pero nunca hice algo tan pecaminoso! Déjeme decirle que Dios agrupa sus pecados con los pecados de su esposo. Así es como Dios ve el pecado: “Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: (¿los de él?) inmoralidad sexual, impureza y libertinaje,… borracheras, orgías,… (¿ahora los suyos?) odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia” (Gálatas 5:19–20 NVI).
¿Y si no lo perdono? ¿Cuáles son las graves consecuencias de la falta de perdón? “Pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus transgresiones” (Mateo 6:15).
Cuando Dios se refiere a los adúlteros y fornicarios, Él dice, “Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11). “Porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer” (1 Corintios 7:14). Por cuanto usted y su esposo son una carne, nosotros en Ministerios Restauración (Restore Ministries) sugerimos que se acerque a Dios, permitiéndole a Él que le transforme más a Su imagen. Algo asombroso comenzará a sucederle a su esposo por cuanto son una sola carne— ¡Él va a comenzar a ser santificado! Sin embargo, mientras usted permanezca en el pecado, ambos permanecerán sin santificarse.
¡Pero el adulterio ha pasado antes! Recordemos lo que Jesús nos dijo cuando le preguntaron cuántas veces debemos perdonar a alguien. “Y si peca contra ti siete veces al día, y vuelve a ti siete veces, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo” (Lucas 17:4). (Vea el capítulo 9 “Un espíritu suave y apacible” en el asunto de “amor firme”) Además, vea a en seguida por qué continúa.
¡Pero él no se ha arrepentido! Como Jesús fue colgado en la cruz por sus pecados, él clamó, “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). (Otra vez, vea el capítulo 9, “Un espíritu suave y apacible” sobre el “Perdón”)
“No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien” Dios específicamente le pidió al profeta Oseas que se volviera a casar con su esposa Gómer, aún después de que ella le había sido abiertamente infiel. Oseas 2:2: “…ella no es mi mujer, y Yo no soy su marido” Versículo 7: “Iré y volveré a mi primer marido, porque mejor me iba entonces que ahora” Versículo 3:1: “Entonces el Señor me dijo: ‘Ve otra vez, ama a una mujer amada por otro y adúltera’” Dios usó la historia de Oseas y Gómer para mostrar Su compromiso con Su propia novia, la iglesia (vea el libro de Oseas). Y también en Lucas 15:30–32 el hijo mayor le dijo a su padre “pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, mataste para él el becerro engordado”. Entonces el padre le dijo al hijo: “Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado” ¿Qué es lo que su esposo encontrará cuando llame por teléfono o venga a la casa? ¿El ternero más gordo, la mejor ropa y un anillo, o se encontrará con juicio?
¿Puedo volver a confiar en él? Dios dice que confiemos en Él; usted entonces será bendecida con un esposo fiel. Maldito el hombre que en el hombre confía, y hace de la carne su fortaleza... Bendito es el hombre que confía en el Señor” (Jeremías 17:5-7). La gente siempre me pregunta cómo puedo confiar en mi esposo. Yo siempre respondo diciendo: “No confío en él – ¡confío en el Señor!” Es el Señor quien hace que mi esposo me sea fiel y Él lo mantendrá fiel. ¡Gloria a Dios!
¿Cómo puedo ayudar a mi esposo? Ayúdelo orando. “Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil” (Marcos 14:38). Todas las mujeres que permitieron a Dios el volver el corazón de sus esposos testifican que Dios removió los ojos distraídos y la infidelidad. (¡Éstas son mujeres cuyos esposos han estado de vuelta en el hogar por años!)
Dios puede traer otras pruebas a nuestra vida, esté segura, pero no adulterio. Sin embargo, cuando Dios sana, ¡está terminado! Pero recuerde, si usted siembra en la carne, usted cosechará en al carne. Señoras, si coaccionan o inducen a su esposo a regresar a casa, cosecharán las consecuencias. Aprenda a esperar. Cuando la bendición es del Señor, ¡Él no añadirá tristeza con ella! (vea Proverbios 10:22).
¿Qué hacer (o no hacer) si nuestro esposo está en adulterio?
La adúltera adula; nosotras por el contrario debemos edificar. Proverbios 29:5 “El hombre que adula a su prójimo tiende una red ante sus pasos”. “No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan” (Efesios 4:29). La diferencia entre adular y edificar es el corazón. Cuando alguien adula, el corazón o la motivación es “obtener algo”. La motivación del que edifica o construye es dar algo—sin esperar nada a cambio. Dos mujeres pueden estar diciendo la misma cosa, pero la diferencia está en sus corazones. ¿Qué tipo de corazón tiene? ¿Se queja y gimotea con otros acerca de lo que su esposo no ha hecho a cambio de su amabilidad y perdón? Si él la escucha quejarse o no, eso no importa. Dios la escucha y está viendo su corazón.
Dios puede traer su ira; ¡no lo haga! “Por tanto, consideren los miembros de su cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. Pues la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia por causa de estas cosas” (Colosenses 3:5–6). “Pues conocemos a Aquel que dijo: «Mía es la venganza, Yo pagaré». Y otra vez: «El Señor juzgará a Su pueblo». ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:30–31). Si no ha perdonado a su esposo usted puede regocijarse cuando la “ira de Dios” comience. Sin embargo, Dios nos advierte: “No te alegres cuando caiga tu enemigo, ni se regocije tu corazón ante su desgracia, no sea que el Señor lo vea y no lo apruebe, y aparte de él su enojo” (Proverbios 24:17–18).
No se deje engañar —no es necesario que investigue lo que está haciendo su esposo. “Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz” (Lucas 8:17). Esto ha estado escondido de su vista por Dios para protegerla. Aquellas que frustran la protección de Dios espiando o investigando son trágicas; ¡por favor no cometa el mismo error! “Porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto” (Efesios 5:12). Y, damas, dejen de hablar acerca de la vida pecaminosa de sus esposos. Eso no glorifica a Dios. ¡Sólo el adversario se deleita de que ustedes están tan dispuestas a hablar de él!
¿Qué podemos aprender de las Escrituras
acerca del adúltero y la adúltera?
Es la adulación lo que lleva a un hombre hacia el adulterio. “Porque los labios de la extraña destilan miel, y su lenguaes más suave que el aceite; pero al final es amarga como el ajenjo, aguda como espada de dos filos. Sus pies descienden a la muerte, sus pasos solo logran el Seol. No considera la senda de la vida; sus senderos son inestables, y no lo sabe” (Proverbios 5:3–6). Mientras usted estaba ocupada destruyéndolo, la otra mujer lo estaba edificando. Mientras usted estaba en desacuerdo, ella estaba de acuerdo. ¿Ha cambiado eso?
Ella usa la adulación para jalarlo hacia el adulterio y hacia la muerte espiritual. “Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo. Y él en seguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero... sin saber que en ello le va la vida” (Proverbios 7:21–23 NVI). Muchas veces es sumamente repentino cuando él la sigue. Muchas mujeres cuyos esposos han caído en el pozo del adulterio han reportado que ellas advirtieron a sus esposos, aunque ellos nunca escucharon las advertencias de sus esposas. (Vea el capítulo 8, “Ganado sin una palabra” para estudiar por qué los esposos ignoran las advertencias de sus esposas).
Otra vez es la adulación la que jala al hombre hacia el adulterio. “Para que te guarden de la mujer extraña, de la desconocida que lisonjea con sus palabras” (Proverbios 7:5). ¿Cuándo fue la última vez que alabó a su esposo por algo? ¿La última vez que lo animó? ¿La última vez que se emocionó por algo que él dijo? ¿Es de extrañarse que él estaba muriendo de hambre por lo que la adúltera le estaba sirviendo: halagos?
Una vez más, es su adulación lo que finalmente lo lleva a sufrir financieramente. “Para librarte de la mujer mala, de la lengua suave de la desconocida. No codicies su hermosura en tu corazón, ni dejes que te cautive con sus párpados. Porque por causa de una ramera uno es reducido a un pedazo de pan, pero la adúltera anda a la caza de la vida preciosa. ¿Puede un hombre poner fuego en su seno sin que arda su ropa? ... El que comete adulterio no tiene entendimiento; el que lo hace destruye su alma. Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta no se borrará” (Proverbios 6:24–33). Muchas mujeres se sorprenden por las acciones de sus esposos o por lo que ellos dicen mienstras están en adulterio. La Biblia es clara: en este punto a él no tiene entendimiento y se está destruyendo a sí mismo.
De nuevo, Dios dice que él sufrirá financieramente. “Pero el que anda con rameras malgasta su fortuna” (Proverbios 29:3). Ha habido mujeres que han venido a mí para decirme que, por cuanto su esposo es muy exitoso corporativamente, esto nunca le sucederá a él. La Palabra de Dios se aplica a todos. ¡Todas las mujeres que vinieron a mí para debatir este principio después me dijeron del colapso financiero de su esposo y de cómo la adúltera gastó su riqueza!
La adúltera está básicamente detrás del hombre. ¡Ella está fuera (de la casa) para hacerlo! “Entonces una mujer le sale al encuentro, vestida como ramera y astuta de corazón. Es alborotadora y rebelde, sus pies no permanecen en casa” (Proverbios 7:10–11). ¿Es esta la descripción de usted también? ¿Es usted escandalosa? ¿Es usted descarada y rebelde? ¿Pasa usted más tiempo fuera de la casa que en ella? “Porque fosa profunda es la ramera y pozo angosto es la mujer desconocida. Ciertamente ella acecha como ladrón, y multiplica los infieles entre los hombres” (Proverbios 23:27–28). (Vea “La marcha de su hogar” en Una mujer sabia para más conocimiento).
La adúltera es engañada para pensar que ella no ha hecho nada malo. “Así es el proceder de la mujer adúltera: Come, se limpia la boca, y dice: ‘No he hecho nada malo’” (Proverbios 30:20). Muchas mujeres que han venido buscando ayuda para sus matrimonios responden de la misma manera diciendo “no he hehco nada malo” ¿Ha tomado la responsabilidad completa del colapso de su matrimonio? Hasta que vea lo que ha hecho por suficiente tiempo, de manera que no pueda ver más el pecado de su esposo, su matrimonio no será restaurado.
¡La adúltera es enemiga de Dios! “¡Oh almas adúlteras! ¿No saben ustedes que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4:4).
¡Dios le dará a ella tiempo para arrepentirse y entonces causará gran tribulación! “Le he dado tiempo para que se arrepienta de su inmoralidad, pero no quiere hacerlo. Por eso la voy a postrar en un lecho de dolor, y a los que cometen adulterio con ella los haré sufrir terriblemente, a menos que se arrepientan de lo que aprendieron de ella” (Apocalipsis 2:21–22 NVI). Vemos esto muy a menudo en nuestro ministerio. Todos los hombres que estuvieron en adulterio eventualmente caen en una “gran tribulación”. Es por esto que es vital que cuando nuestro esposo está buscando alivio él sepa que hay paz en su hogar. ¡Él debe saber que la mujer contenciosa se ha ido! Si Dios no lo ha traído por la casa, entonces usted no está lista. Dios es más que capaz de crear una situación en la vida de su esposo para que él se comunique con usted. No es el problema de Dios o el problema de su esposo; es su problema. Una vez que haya un cambio significativo en usted, Dios será fiel para traer a su esposo. Hasta entonces, Él está escondiéndola con el deseo de cambiarla y moldearla de adentro hacia fuera.
También hemos visto al menos cuatro casos en los que la otra mujer, quien no se arrepintió después de un tiempo, fue atacada con una enfermedad significativa (por ejemplo, lupus, cáncer, etc.).
“A sus hijos mataré con pestilencia, y todas las iglesias sabrán que Yo soy el que escudriña las mentes y los corazones, y les daré a cada uno según sus obras” (Apocalipsis 2:23). Adicionalmente sabemos de dos casos en los que el hijo murió. Una mujer perdió su hijo en un aborto espontáneo debido a lo que los médicos dijeron que era un “parásito”. Nosotras en Ministerios Restauración (Restore Ministries) oimos de otro caso en el que la otra mujer (una persona que profesaba ser cristiana) en su obstinación, continuó buscando al esposo de otra mujer después de varias advertencias. ¡Su hijo mayor murió de un tumor cerebral!
Esta es una batalla espiritual. Debe ser peleada y ganada en el Espíritu. Por favor, vuelva a leer el capítulo 8, “Ganado sin una palabra”, para comprender más sobre la guerra espiritual. También tenemos ejemplos de oraciones en el capítulo 17 que obran poderosamente contra el adulterio. Ignore y resista la tentación de pelear en la carne siempre, tanto de manera agresiva o seductora. Los libros, los programas de entrevistas y los amigos bien intencionados pueden tratar de convencerla de que administre el enfoque de "amor firme", que, según lo experimentamos de primera mano, conduce a aún más dolor y un desastre total en su restauración, o para que sea más romántica o seductora para reconquistarlo. Ninguna de estas cosas es la causa o la solución de este pecado. Es una batalla espiritual. ¡Debe pelearse y ganarse en el Espíritu! ¡El amor, como se describe en 1 Corintios 13, es siempre la respuesta correcta!
Una vez que su esposo le demuestre que siente que puede confiar en usted (porque sabe que no va a intentar que vuelva con usted, pero que lo ha soltado), entonces es hora de atraerlo como se describe en el libro de Oseas.
Seducir es muy diferente de atraer. Las palabras amables y amorosas son atrayentes. El perdón es atrayente. Alguien que está en paz es atrayente. No deje de atraer a su esposo mediante su amabilidad, con palabras amorosas que hablen fuerte y claro de que usted verdaderamente lo ha perdonado. “Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón” (Oseas 2:14 RVR 1960).
Emociónese cuando su esposo la llame o venga. El emocionarse no es perseguirlo. Déjele saber con entusiasmo, emoción y el tono de su voz que él es especial y muy amado por usted. Sin embargo, si usted nunca lo ha soltado, eso lo alejará. Usted primero debe estar segura de que él sabe que usted verdaderamente lo ha soltado, entonces comience a atraerlo con sus palabras amables.
Por acuerdo. Muchas me preguntan qué deberían hacer si sus esposos infieles se les acercan para tener intimidad física. “No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla con el marido. La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No se priven el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicarse a la oración. Vuelvan después a juntarse, a fin de que Satanás no los tiente por causa de falta de dominio propio” (1 Corintios 7:2–5).
Si usted todavía está legalmente casada, pero se niega a tener intimidad, resiste sus avances, le ordena que se salga de su cama, o comienza a dormir separada (por cualquier razón), usted está trabajando y jugando en las manos del enemigo. Una mujer que no es una creyente ciertamente ordenará a su esposo fuera de la cama o de la casa. “Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores aman a los que los aman” (Lucas 6:32).
Cuando un pecador o cualquier persona que era “inmunda” venía a Jesús, Él siempre respondía amablemente y aún los tocaba. ¡Él decía que cualquiera que viniera a Él, no lo rechazaría! (vea Juan 6:37). No importa cuán a menudo un pecador viene al Señor, Él siempre lo vuelve a aceptar aún cuando Él sabe que el pecador lo rechazará de nuevo. ¿Es una imitadora de Cristo?
Sin embargo, el versículo anterior claramente cubre a aquellas que todavía están legalmente casadas. Si ha tenido lugar un divorcio, no dé ninguna apariencia de maldad. Este es el tiempo en que usted se debe abstener de intimidad ante la petición por parte de su ex esposo.
Compromiso personal: perdonar. “Basada en lo que he aprendido en la Escritura, me comprometo a confiar en el Señor y a negarme a pelear en la carne. Continuaré diariamente perdonando a mi esposo y a todos los que han estado involucrados. Me mantendré suave y apacible conforme camino en un espíritu de perdón”.
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