Den y se les dará:

Se les echará en el regazo una medida llena,

apretada, sacudida y rebosante.

Porque con la medida que midan a otros,

se les medirá a ustedes.

—Lucas 6:38

 

Para este capítulo en específico, a diferencia de los otros, yo no supe cómo titularlo de inmediato. En lugar de eso, tuve muchos títulos que quise utilizar. El tema sobre el dar ha sido muy abusado, lo que ha llevado a que este principio tan poderoso sea descuidado. El resultado del abuso de este tema, seguido por el descuido hacia el mensaje del dar, ha causado a la comunidad Cristiana a no parecer “Hijos de Dios” -en su lugar parecemos huérfanos.

Estos son algunos de mis títulos:

Dar -El Camino Fuera de la Pobreza

Dar Cuando Estés Necesitada

Como con cualquier otro principio que hemos aprendido hasta ahora, dar es totalmente lo opuesto a lo que se hace naturalmente. Cuando estamos en necesidad, el dar es ciertamente lo último que queremos hacer. Y yo no soy la diferencia en esto. Mi carne quiere controlar mi vida justo como tu carne quiere tener el control sobre la tuya. Pero, como seguidoras del Señor (que es lo que significa ser Cristiana), todas nos esforzamos para romper con los caminos de la carne y vivir una vida abundante, lo cual significa vivir conforme a los principios de Dios, mediante la guía del Espíritu Santo y el derramamiento de Su gracia sobre cada situación difícil.

Ser una seguidora significa el morir a la carne y caminar en fe, la cual nunca se ve.

Si has visto todos los videos de Erin, puedes recordar que ella habla sobre vivir “no por vista.” Y al igual que yo, tú aprendiste que Dios en realidad nos coloca en un lugar de necesidad para poder bendecirnos. Que es en medio de nuestra necesidad cuando nuestro destino, o bendición, está frente a nosotras, y somos nosotras las que escogemos. Nuestra carne quiere retroceder, retener y buscar otro recurso para poder llenar esta necesidad en nuestra vida. Sin embargo, como creyentes, en cambio, se nos pide que caminemos en nuestra fe aunque no podamos ver lo que hay más adelante. Y es nuestra confianza en el Señor lo que nos impulsa hacia adelante.

Para aquellos que no vieron el video, dejenme decir que el Señor me colocó en una posición muy muy precaria. Muy temprano una mañana, yo había entrado a mi cuenta bancaria en línea para imprimir la declaración de cuenta bancaria de mi cuenta personal y de la cuenta de la iglesia. La cantidad que había allí me tomó por sorpresa, ya que no había NADA de dinero en ninguna de las dos cuentas. Durante el curso del “año más difícil de mi vida,” muchas miembros de la iglesia se fueron tras el descubrimiento del adulterio de mi esposo: primero se fueron los miembros más antiguos, luego los hombres (quienes eran los donadores más generosos), y después, los que permanecieron, comenzaron a experimentar dificultades financieras, entonces dejaron de diezmar o dar a la iglesia. Déjame detenerme aquí un momento y compartir este principio que literalmente cambiará tu vida.

Cuando parece que no te queda nada, tú necesitas dar para poder recibir. Si has fallado en dar, te quedarás en necesidad.

“Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria. El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado.” (Proverbios 11:24-25).

La Biblia El Mensaje lo pone de este modo: “El mundo del hombre generoso se hace cada vez más grande; el mundo del tacaño se hace cada vez más pequeño. Aquel que bendice a otros es abundantemente bendecido; aquellos que ayudan a otros reciben ayuda.”

Esa mañana, me enfrenté a la ruina total. Durante meses, había visto a nuestros miembros de la iglesia actualizar sus perfiles personales (los cuales llegan a nuestra oficina por correo electrónico) con “no dar” una y otra vez. Encima de eso, yo me sentí dirigida (ya que había estado en mi corazón por AÑOS) a dar a nuestros miembros de la iglesia las lecturas requeridas gratis en línea, en vez de requerir que compraran los libros de nuestra librería en la iglesia. Entonces, debido a esto, nuestra librería colocó estos libros en oferta, y como resultado, mucho de nuestro personal se convirtió en trabajadores a medio tiempo ya que no había suficiente para que ellos mantuvieran un empleo a tiempo completo.

Si yo no estuviera viviendo una vida acelerada (la cual se siente como en una autopista alemana), yo hubiera visto nuestras finanzas descender, pero había estado muy ocupada para notarlo -hasta aquella mañana. Esa mañana fue como una cubetada de agua fría en mi rostro. El Señor me había dicho meses atrás acerca de estos cambios, pero fue donde me encontraba muy bien financieramente. Dios, a propósito, esperó hasta que yo pudiera ver claramente que estaba por hundirme para pedirme que diera.

“A pesar de eso, cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más donde se encontraba... A su llegada, Jesús se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro” (Juan 11:6,17).

El Señor me había preparado para una enorme bendición para que Su Padre fuera glorificado. Pero para que eso sucediera, Él tuvo que dirigirme a esa puerta, la cual es angosta y difícil de encontrar. “Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran” (Mateo 7:13-14).

El Señor me habló esa mañana, justo después de ver que no quedaba nada, y que Él quería que yo fuese a nuestra tienda en línea y colocara un descuento en todos nuestros libros, videos y cintas de audio, pero no terminó allí. Cuando eso terminó, Él me dijo que debía ir y establecer nuestro código de descuento al 50%, a diferencia del 20% que le habíamos concedido a nuestros miembros por años. El resultado sería el no obtener ninguna ganancia. El precio solamente cubriría nuestra inversión de impresión. Viendo los hechos, esta movida llevaría al colapso de nuestra iglesia, pero qué otras opciones tenía en verdad? El Señor me había enseñado durante años a confiar en Él y solamente en Él.  El considerar mis acciones o el diseñar un plan diferente ya no entraba en mi mente, y en realidad estaba muy comprometida como para intentar algo tan tonto. Adicionalmente, Dios había puesto en mi corazón esa pasión de dar, lo que se originó directamente (o debería decir: “fluyó directamente”) de Su corazón el dar hacia el mío.

Durante el curso del año anterior, yo había recibido demasiado del Señor: amor, compasión, consuelo, seguridad, paz, alegría, paciencia, bondad, y la lista no termina. Como resultado de eso, todo lo que yo quería hacer era dar: dar mi tiempo, dar de mi sobreabundante amor, regalar todo lo que me había sido dado tan libremente! Había habido tantas veces en que me encontré al final de todos mis recursos, sólo para ser colocada en un lugar donde Dios me pedía dar dentro de mi carencia, y cuando lo hice -de nuevo sobreabundé!

Permíteme compartir un par de ejemplos que no incluye dar financieramente para que puedas ver que el dar cuando estás en necesidad es un principio a seguir, no una ley que debemos obedecer o por la cual sentirnos presionadas.

Lo primero que el Señor trajo a mi mente fue en mi primer, y muy largo, viaje de reunión con nuestros miembros de la iglesia. Me encontraba exactamente a la mitad (volando a 14 ciudades en 16 días) y estaba agotada! No tenía idea de cómo iba a lograrlo. Así que me retiré a mi habitación para conversar con el Señor sobre ello. Cuando estaba en mi punto más bajo, el Señor me dirigió a ir a la planta baja y bendecir a mi anfitriona con un “cambio de aspecto” de cabello y maquillaje. Cuando me quise retirar, la “oportunidad” para dar vino hacia MI.

Esa noche no me fui a la cama temprano, como normalmente lo hago, pero déjame decirte que cuando desperté, tuve más energía y entusiasmo que al empezar mi viaje! En lugar de retener, yo dí del poco de energía que me quedaba y el resultado fue nada menos que un milagro.

La siguiente oportunidad se presentó cuando de nuevo me encontré al final de mis recursos (y de mis fuerzas). Ocurrió algunos meses después de mi divorcio cuando el ser una “madre soltera” comenzó a cobrar su factura. Acababa de tomar el puesto anterior de mi ex esposo (que no era predicar), para que nuestro salario como pastores continuara llegando. Así que adicionalmente a mi propio puesto dentro de la iglesia, que consistía en ministrar a miles de mujeres, tuve que tomar todas las responsabilidades de él con la iglesia y también dentro de la casa. Además de esto, comencé a viajar dos semanas cada mes para ayudar a recuperarme del escándalo del divorcio cuando perdimos muchos de nuestros miembros y audiencia en la televisión. Adicionalmente, mis hijos estaban luchando con su propia pérdida, entonces cuando me encontraba en casa, necesitaba tomar todo esto por mi cuenta (apoyándome en la fortaleza de Dios por supuesto), al hacerme cargo de muchas de las tareas que mis hijos solían hacer por mí, como cocinar.

Ese día mi fuerza pareció extinguirse. Estaba sentada en el escritorio de mi ex esposo en nuestra oficina en casa preguntándome cómo iba a lograrlo, cuando Dios trajo la “oportunidad” de superar mi agotamiento al dar, para que Él pudiera bendecirme.

Primero, un correo electrónico entró de mi hermano que vive en otro país. Él me escribió para decirme que había “organizado un vuelo para mi sobrina” (quien tenía 16 años) para que viniera a vivir con nosotros por un año. Yo sólo me quedé allí asombrada (porque yo le había escrito que ella NO podía venir, y luego me enteré que yo lo había escrito a una dirección de correo equivocada). Un momento después, entró mi hijo y me dijo que su amigo acababa de ser echado de su casa y preguntaba si podría venir a vivir con nosotros. Ésto no solamente significaba otra persona más en nuestro hogar -este chico era grande y comía demasiado!

No habían pasado ni diez minutos después de esto, cuando mi hija vino a preguntar qué podía hacer. Parecía que su amiga se había quedado puerta afuera de su casa, y su madre se encontraba en una conferencia de una semana, y ella no sabía cómo ayudarla.

En ese momento, nuestra carne quiere gritar y salir corriendo, pero en lo profundo de nuestro espíritu, si encontramos esa tranquilidad dentro de nuestro corazón, podemos escuchar al Señor suavemente enamorándonos con Su amor, pidiéndonos que demos. La abundancia de Su amor nos ha “preparado” para poder bendecir a otros y no retenerlo para nosotras mismas.

  • No es sino hasta que nos encontramos contra el Mar Rojo en que las olas se partirán para que podamos caminar a través de él (sin mencionar que nuestros enemigos serán ahogados).
  • No es sino hasta que no hay más vino en la fiesta de bodas que el primer milagro de nuestra vida será manifestado.
  • No es sino hasta cuando comemos nuestra última comida con nuestro único hijo que un profeta vendrá y nos pida que horneemos un pastel, para que nuestra cocina sea llenada con aceite para pagar nuestras deudas y hacernos prosperar (lee 1 de Reyes 17:8-16). En cambio nuestra carne quiere dar de comer ese pastel a nuestro propio hijo quien está muriendo de hambre.

Ya que yo conocía a Dios y sabía de Sus principios, y también sabía del amor eterno del Señor por mí, sin ninguna inclinación a que esto llevaría a una sobreabundancia de fuerza, yo gustosamente accedí a que mi sobrina viniera a vivir con nosotros, y también el jovencito se mudó con mis hijos, y también lo hizo la amiga de mi hija, quien compartió su cuarto en la planta alta. El resultado fue encontrar energía ilimitada que había sido sobrecargada por el Espíritu Santo! Fui capaz de hacerme cargo de muchas más cosas que antes, y en lugar de padecer del síndrome de “pobre de mí, qué voy a hacer ahora”, fui capaz de luchar contra ello fácilmente. En lugar de luchar como lo había hecho anteriormente, sentí que flotaba por encima de todo con energía ilimitada, con alegría en mi corazón, y alabanza en mis labios. Todo lo que yo podía ver ahora era la mano de Dios y Su provisión rodeándome, y no la carencia que una vez estaba sobre mí.

Señoras, aquello no terminó con abundancia física. La abundancia está también donde me encuentro ahora financieramente, no empobrecida como me encontraba esa mañana cuando veía  nuestra cuenta bancaria. Justamente minutos antes de haber obedecido y abierto mi hogar a tres jóvenes, la oportunidad de salir de deudas literalmente vino hacia mi puerta. La “carencia” en mi cuenta bancaria terminó en la bendición más increíble que he visto, pero no antes de que el Señor me mostrara otro lugar donde debía dar dentro de mi necesidad.

Después, ese mismo día, como mencioné antes, yo no tenía nada en mi cuenta bancaria. El Señor me dirigió a recoger una orden de libros para nuestra librería, la cual consistía en su mayor parte de Biblias nuevas. Inmediatamente después de que el joven colocara todas las cajas en mi automóvil, el Señor me dijo que Él quería que yo regalara todo, sin cobrar nada, sin siquiera recuperar nuestra inversión. En cambio, Él quiso que sembrara aquellos libros en las vidas de las personas sin hogar en los refugios locales, y Él organizó todo el plan mientras yo conducía de regreso a la iglesia. Todas estas “oportunidades” me llevaban a llenar esta gran necesidad financiera, pero no sin antes que Dios trajera la “oportunidad” final para que yo pudiera dar. El resultado fue instantáneo -esa misma tarde al abrir mi computadora, una gran donación entró por correo electrónico, la cual ha sido la donación más grande que nuestra iglesia ha recibido nunca!!

De no haber obedecido a cada “oportunidad” que el Señor me presentó, yo no habría estado abierta a recibir esa enorme bendición que la iglesia y yo recibimos ese día. Aquí está el principio de la abundancia:

Mientras más grande sea la crisis, más grande debe ser la obediencia, que resulta en una mayor bendicion que sobreabunda—aprieta, sacude y es rebosante.

Por eso, si tus brazos están cargados, llevando imprevistos que pertenecen a otros, cuando Él te pida que des—tus brazos no estarán abiertos para recibir lo que Él planea darte.

Muchas mujeres quieren recibir bendiciones así en su vida, pero no están dispuestas a dar la menor cosa que poseen para poder recibir. Solamente comienza a dar de lo que tienes cuando veas que el Señor te ha dado la oportunidad para hacerlo.

Un principio clave que debemos mantener presente, pero no al punto en que nos aprisione en miedo a caminar libremente con el Señor en el área de dar, es que el enemigo, el diablo, también le encanta disfrazarse para sacarnos del camino. Cuántas veces hemos visto a mujeres que literalmente se “lanzan de un acantilado” sólo para encontrarse en un lío para que todos lo vean como una burla a su “fe”? Dios no nos pide que hagamos cosas alocadas (recuerden que el enemigo también posee una voz), aunque para algunos, todo lo que hacemos les parece alocado. Entonces, cómo reconocemos la diferencia?

Por supuesto que, conocer la voz de Dios es clave, y eso ocurre solamente al estar en Su presencia y dejarlo hablarte cada mañana y a lo largo del día. Esto es diferente a leer la Biblia -aunque leer Su Palabra es en donde debes empezar. Conocer Sus principios también te ayudará a no perderte porque Su Palabra te da sabiduría y deja que sepas lo que Él puede pedir de ti, y lo que Él te diría que hagas. Por último, es sólo sentarse tranquilamente y escuchar por esa suave y tranquila voz, para poder reconocer Su voz sobre todas las demás.

Esto también implica el no pedir o escuchar la opinión de los demás sobre lo que has de hacer. Aún si no “pides” consejo, vas a recibir consejo si le dices a todos (o aún a unos cuantos o a veces hasta a una persona) lo que ocurre en tu vida. Es aquí cuando ese “espíritu suave y APACIBLE” necesita ser aplicado. Mantén en silencio lo que ocurre en tu vida y en lugar de eso háblale al Señor- apaga tu teléfono para que conozcas Su voz sobre la de todos los demás.

En segundo lugar, he encontrado que al enemigo le encanta sacarme del camino al alimentar mi “carne farisea.” Le encanta inflarme para que pueda imaginar el gran testimonio que podría compartir si hago esto o aquello! Si esta es tu motivación, eso significa que estás lanzándote desde un acantilado solamente para hacer el ridículo cuando las cosas salgan mal.

Otro motivo erróneo es cuando algunas mujeres hacen lo impensable para poder mostrarle a alguien, alguien más que al Señor, cuánto les importa o lo que están dispuestas a hacer para probar su amor -en especial a sus esposos o ex esposos. Si ésta es tu motivación, entonces todavía estás en idolatría al colocar a tu esposo (o alguien más y su opinión o amor) por sobre el Señor.

En la mayor parte, hacer lo que Dios te está llamando a hacer significa: 1) caminar en los principios de Dios, como dar 2) será algo por lo cual nadie te dará crédito, 3) y será un testimonio del cual tú preferirías no compartir con la mayoría de la gente porque ellos “no lo entenderían” y probablemente pensarían que te has vuelto loca.

Aquí hay otra motivación destructiva: “Si le doy dinero a RMI mi matrimonio será restaurado.” Preciosa, Dios no acepta sobornos y RMI nunca ha pedido ni a tí ni a mí, dinero. Usualmente cuando el Señor te llama a dar (o a obedecer en alguna otra manera) tú no tienes una recompensa en particular en mente. Simplemente estás determinada a dar cuando se te pida o a obedecer cuando se te diga.

Déjame cerrar con algunos testimonios más, ya que Dios dijo que seríamos capaces de vencer al malvado con Su sangre preciosa Y por la palabra de nuestro testimonio (lee Apocalipsis 12:11).

La primera prueba financiera real para mí ocurrió inmediatamente después de mi divorcio cuando yo, por primera vez en 16 años, estuve a cargo de las finanzas de nuestra familia. Mi esposo me dejó toda nuestra deuda y estaba decidido a no pagar manutención. Cuando vi TODAS las facturas, me sentí abrumada. Entonces fui al Señor a preguntarle por dónde debía comenzar. Él inmediatamente trajo a mi mente nuestro compromiso de construcción con la iglesia. Nosotros, como pareja, habíamos prometido pagar $10,000 dentro de dos años; pero ahora faltaban menos de dos meses y todavía faltaban $7,000 por pagar. El Señor dijo que Él quería que comenzara allí.

Recuerdas cuando mencioné que todavía tengo una manera de no compartir lo que hago o estoy por hacer con otras personas? Bueno, no puedo decirte cuánta gente intentó detenerme de hacer lo que en realidad no hubiera podido hacer sin la ayuda de Dios. Entonces intenté explicar que yo simplemente no tenía ese dinero. Pero supe que mientras me movía hacia adelante con el corazón correcto, Él haría la forma sí este era Su plan. Sorprendentemente, Dios me mostró la manera solamente dos horas después de colocar un cheque por los $7,000 en la ofrenda, yo recibí de regreso $10,000 (el compromiso completo)!

Mi testimonio del principio, cuando no tenía nada en nuestras cuentas bancarias, consecuentemente llevó a una increíble opción de refinanciamiento que significaría que ya no habría otra deuda además de nuestro pago de casa (hasta mi auto estaba apunto de terminar de ser pagado) y otro cheque que un miembro de la televisión me escribió para decirme que estaba entrando hacia nuestro ministerio de mujeres que era por casi $15,000.

Recuerda, esto ocurrió justamente después de haber visto, esa misma mañana, que para poder pagar las cuentas significaría quedar sobregirada. Yo vi día tras día las actualizaciones de “no dar” del perfil de nuestras miembros, como vi la caída en nuestras ventas de libros electrónicos y videos, pero en comparación a las promesas de Dios, pidiéndome que confiara en Él, yo pude obedecer cada vez que Él me pedía que diera, aún cuando yo tenía una carencia, lo cual me permitía fortalecerme en fe y al final, darle gloria a Dios!

“Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara. Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido.”(Romanos 4:19-21).

Permíteme cerrar diciendo que no merezco una palmada en la espalda “oh si con un poco de fe,” sino que con la fe de un grano de mostaza yo vi esa montaña de carencia financiera desplomarse dentro del mar.

Querida lectora, siembra esa semilla de mostaza de fe como el Señor te guíe y observa esas “oportunidades” para dar cuando te enfrentes con una “carencia” sabiendo que, preciosa, Dios está apunto de abrir el Mar Rojo detrás tuyo -entonces empaca tus maletas porque estás apunto de caminar a través de él por tierra seca mientras las olas engullen y ahogan a tus enemigos!

1 thought on “Capítulo 9 “Dar””

  1. Gloria a Dios por esta lección, cuanto he aprendido, cuanto me ha mostrado mi dulce amor. Ahora entiendo que esas crisis son oportunidades para mi amado bendecirme y mostrarme su poder!! Haleluya!!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *